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César Bona: «A los 30 días el 90% de los conocimientos se olvidan. ¿Por qué?»

MÓNICA SETIÉN


Césa Bona ya es uno de los referentes en educación en España. Después de ser elegido uno de los 50 candidatos —el único de nacionalidad española— al Global Teacher Prize, el premio Nobel de los profesores, y de publicar su libro «La nueva educación», que se convirtió un auténtico best seller, nos sorprende con otra obra en la que cuenta su experiencia en siete escuelas e institutos de toda España en las que la formación se imparte de otra forma, se escucha a lo niños y las relaciones sociales tienen más importancia que el inglés.
-En estos colegios se da mucha importancia al sistema asambleario, a las reuniones de los alumnos para comentar temas de su interés. ¿No se pierde mucho tiempo en esto cuando los alumnos ya tienen una edad en las que hay mucho que trabajar?
-La educación tendría que empezar por cambiar ese pensamiento. La asamblea no supone perder el tiempo, sino invertirlo. Es absurdo pensar que se pierde el tiempo en educar para crear seres sociales. Nos empeñamos en educar en la individualidad. La mayoría de las acciones que realizamos desde que nos levantamos hasta que nos acostamos son interacciones con los demás. Los conocimientos son importantes, pero hay muchísimas otras cosas que son esenciales y siguen sin enseñarse en la escuela. Habría que dedicar cada minuto del día en educar para la sociedad. Es invertir tiempo para la vida. Debe haber asambleas y tutorías. Es absolutamente maravilloso lo que se consigue, las relaciones sociales o los vínculos que se crean entre los niños. 

-Con este tipo de educación, ¿el acoso escolar deja de existir o se minimiza?
-Por supuesto. Concretamente hay un caso en el libro, el del colegio La Biznaga, de Málaga, que lleva cinco años sin impartir ningún parte disciplinario. Y en un Instituto de Sils uno de los alumnos me decía que entre ellos no había conflictos porque emplean tiempo en conocerse. Y estos son complementos que deberíamos tener todos. Tiene que haber un cambio, pero... ¿está la sociedad preparada para ello? 

-Pero con estos métodos, ¿no se dejan un poco de lado los conocimientos?
-Estos niños aprenden de todo. Lo digo con certeza porque lo he vivido. Con el sistema actual los conocimientos se olvidan. Hay estudios que dicen que a los 30 días el 90% de los conocimientos se olvidan ¿Y por qué se olvidan? Porque no se da importancia al proceso. Estos niños aprenden a buscar información, a trabajar el tema, a elaborar las respuestas. Los menores tienen ganas de sentirse escuchados, de sentirse queridos y útiles. Si empezáramos a mirar la educación desde estas tres premisas, muchas cosas cambiarían.

-Tanto juego social, ¿sirve para fijar los conocimientos?
-Los niños juegan mucho a imitar. Están interiorizando unos procesos que son fundamentales y están viendo que el conocimiento que están adquiriendo sirve para algo. Lo decía la jefa de estudios del colegio Amara Berri: «Que lo que estudies sirva para algo». En la mayoría de los colegios lo estudiado sirve para soltarlo en un examen y se acabó.

-A mí me gusta pensar que todo lo que he estudiado me ha servido para algo...
-Lo que nos han enseñado lo hemos olvidado. Lo que pasa es que hay gente que se sigue formando. Es bueno tener la curiosidad despierta siempre. La educación sirve para preparar, pero hay gente que sigue pensando que hay que educar a los niños para que pasen el examen a los 18. Y que educación sigue siendo igual a calificaciones. Y se olvidan de la parte importante que es el aprendizaje social.

-De alguna manera habrá que medir los conocimientos...
-Sin duda, la evaluación es importante en la vida también. Sirve para aprender, pero no para sangrar, que es para lo que está sirviendo en muchos casos. 

-Los colegios de los que escribe utilizan la autoevalución ¿Esto no sirve para ser más indulgente con uno mismo?
-No. Yo la asocio con la reflexión, y en las escuelas tendrían que enseñar a reflexionar. Hay que saber para qué hacemos a las cosas, porqué las hacemos y qué consecuencias van a tener nuestros actos. Y esto no se enseña en las escuelas. Si estas dinámicas se pusieran en práctica ayudaría incluso a evitar los casos de acoso escolar.

-¿Se hace siempre o sólo en determinadas asignaturas o campos?
-No todo son asignaturas, también se pueden evaluar en la relación con lo demás...

-Sí, se pueden evaluar en cuanto a sus relaciones con los demás, pero no les lleva a la universidad...
-Tenemos que pensar que las notas son importantes, pero son solo una manera de ver cómo uno está avanzando en su aprendizaje. 

-También hay coevaluación. ¿No se puede hacer mucho daño con estas dinámicas de evaluación al otro?
-Si se hace daño en una dinámica o autoevaluación es síntoma de que no se han trabajado las relaciones antes. Si estos chicos están en Secundaria, y desde Primaria ya trabajan la socialización, pensarán antes de hablar de un compañero. Además tienen cuidado con lo que dicen, porque cada palabra y cada acción que realizan tiene efecto en los demás. Las dinámicas de grupo vienen muy bien porque ayudan a abrirse y a expresar lo que tienen dentro.

- Y los niños con problemas de aprendizaje ¿tienen más facilidad de integración en estos colegios?
-Tendemos a etiquetar y esto es malo, porque siempre lo hacemos por el lado peor. Si sólo resaltáramos el lado bueno, las cosas cambiarían. La autoestima sube y cambia todo. Los niños aprenden porque se les enseña a colaborar y a compartir. Toman como algo natural lo que los mayores tendemos desnaturalizar.

-Entonces, ¿la educación no sólo sirve para adquirir conocimientos?
-Algunos dicen que la educación es para crear seres empleables y ya está. Otros piensan que los niños, además, tienen que ser felices. Ser feliz en una escuela no implica falta de exigencia ni ausencia de buenos resultados, de hecho, cuando alguien es feliz, los resultados suelen ser buenos. La gente trivializa la felicidad y me parece trisitísimo. Yo creo que a la escuela se va a aprender siendo feliz.

-¿Qué opina de la educación bilingüe?
-Nos estamos obsesionando. Vamos a poder decir las cosas de varias formas pero nos vamos a comportar igual. Yo le doy más importancia a una hora de tutoría que a una hora de lengua o de inglés. Los conocimientos se van a ir adquiriendo, pero las relaciones sociales que se usan todos los días, si no se aprenden de pequeños... mal vamos. 

-Un adolescente que sale de un instituto de este tipo, ¿no se pega una baño de realidad al ver que la vida no es como en el colegio, que es más individualista y competitiva?
-Estos niños salen con herramientas que otros no tienen. Saben investigar, trabajar en equipo, mirar alrededor, cómo hacer el proceso para aprender. No creo que la escuela tenga que ser el reflejo de la sociedad competitiva, sino que la escuela tiene que cambiar nuestra sociedad.

Las escuelas que cambian el mundo

César Bona ha viajado por toda España para conocer de primera mano diferentes maneras de impartir educación. Hay escuelas en España que están cambiando la educación. Escuelas que demuestran que otra forma de educar es posible. Escuelas que no están en Finlandia ni en Suecia; unas son públicas, otras rurales y algunas incluso están masificadas. Todas ellas son«Escuelas Changemaker»y están preparadas para liderar una verdadera transformación educativa. Son lugares que cuentan con alumnos, maestros corrientes, y padres cómplices detrás. Son lugares que cuentan con alumnos motivados, maestros corrientes, y padres cómplices detrás. Escuelas excelentes académicamente y con un proyecto integral donde el respeto, la creatividad, la imaginación, el trabajo en equipo, la empatía y la interacción con la sociedad son el mejor camino para completar las enseñanzas de las asignaturas tradicionales.
César Bona nos narra, con su personal y cercana voz, lo que han logrado estas escuelas, lo novedoso de sus métodos y cómo todos, sea cual sea nuestra edad, podemos cambiar el mundo. No olvidemos que los niños no son los adultos del mañana, son los niños del presente y ellos, si les dejamos ser niños, si les reforzamos su creatividad natural, su imaginación desbordante y trabajamos la empatía, la solidaridad y el respeto, pueden cambiar el mundo. No en el futuro, sino ahora.

 ABC, 21 de septiembre de 2016 
Imagen:ABC

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