SERGIO AMADOZ
La conducción agresiva genera estrés, ansiedad y malos comportamientos en los niños. Ocho claves para que el regreso a las aulas no sea un desastre.
La vuelta al cole está hecha (...). Y el coche se transforma ahora en lugar de convivencia condensada. Mucha vida en pocos kilómetros.
Todas las mañanas, en medio del tráfico, el viaje hacia la escuela puede ser una costumbre entretenida, una rutina aburrida e, incluso, un pequeño drama para el pequeño y su familia. Aquí tienes ocho claves para que el desplazamiento hacia las obligaciones diarias no sea un desastre.
1. SALIR CON TIEMPO
Para empezar el dia, nada de prisas. Los madrugones cuestan esfuerzo, pero merece la pena levantarse diez minutos antes. “Vamos a salir con tiempo para que cuando nos pille el atasco o nos encontremos los semáforos en rojo no suframos los nervios de que no llegamos, porque esa ansiedad que llevamos al volante la estamos transmitiendo a los niños”, explica psicóloga infantil Silvia Álava.
Para empezar el dia, nada de prisas. Los madrugones cuestan esfuerzo, pero merece la pena levantarse diez minutos antes. “Vamos a salir con tiempo para que cuando nos pille el atasco o nos encontremos los semáforos en rojo no suframos los nervios de que no llegamos, porque esa ansiedad que llevamos al volante la estamos transmitiendo a los niños”, explica psicóloga infantil Silvia Álava.
“Y nada de expresiones como estas: ‘¡Venga que llegamos tarde!’,
‘¡Mira que te lo tengo dicho!’, ‘¡Así no podemos seguir…!’. Esas son
frases prohibidas”, añade.
2. INTERÉS HACIA EL NIÑO
A veces, al volante, el niño nos cuenta algo y no le prestamos suficiente atención porque vamos pensando en nuestras cosas. “No se sienten respaldados, no sienten que su mundo tenga validez”, advierte el psicólogo Alberto Fraile, del Instituto de Investigación Psicológica (IIP).
A veces, al volante, el niño nos cuenta algo y no le prestamos suficiente atención porque vamos pensando en nuestras cosas. “No se sienten respaldados, no sienten que su mundo tenga validez”, advierte el psicólogo Alberto Fraile, del Instituto de Investigación Psicológica (IIP).
Debemos hacer lo contrario: centrarnos en lo que va a acontecer a
continuación: “Qué cosas va a aprender, qué es lo que le haría ilusión…
La idea es enfocar la conversación sobre ellos”. Y hacerlo siempre en positivo, en opinión de Álava: “¿Qué vas a hacer?’, ‘¿Con quién vas a jugar?’, ‘Seguro que va a ser un buen día…”.
3. APROVECHAR PARA HABLAR
Con la vuelta al cole, este trayecto en coche (aunque sea corto) se convierte a veces en una de las pocas oportunidades para hablar. “Es un tiempo que el niño puede hablar de sus cosas y que nosotros lo podemos ir modelando, enseñarle cómo enfrentamos la realidad de la vida”, sostiene Fraile.
Con la vuelta al cole, este trayecto en coche (aunque sea corto) se convierte a veces en una de las pocas oportunidades para hablar. “Es un tiempo que el niño puede hablar de sus cosas y que nosotros lo podemos ir modelando, enseñarle cómo enfrentamos la realidad de la vida”, sostiene Fraile.
Pero no está de más poner la venda antes de la herida. Así lo cree el psicólogo de Idealoga Eduardo Villalobos: “Lo más importante es que el niño se sienta apoyado. Y si el padre va estar muy atento a la conducción, es importante que el niño sepa que papá no le va a poder hacer caso del todo”.
4. NADA DE CONVERSACIONES IMPORTANTES
Leído el punto anterior, parece evidente que hay que hablar durante la vuelta al cole, pero no de todo. “Uno de los errores que cometemos en el coche es hablar de cosas importantes”, cree Silvia Álava. “La comunicación no verbal es fundamental: nos sentimos más escuchados cuando nos miramos”. “Gran parte de la atención va a estar en la conducción, y no se va a poder atender al niño de la misma forma”, corrobora Villalobos.
Leído el punto anterior, parece evidente que hay que hablar durante la vuelta al cole, pero no de todo. “Uno de los errores que cometemos en el coche es hablar de cosas importantes”, cree Silvia Álava. “La comunicación no verbal es fundamental: nos sentimos más escuchados cuando nos miramos”. “Gran parte de la atención va a estar en la conducción, y no se va a poder atender al niño de la misma forma”, corrobora Villalobos.
5. SER UN MODELO PARA ELLOS
En el coche nos transformamos, y la agresividad al volante es un gran error que señalan todos los expertos. “La principal fuente de aprendizaje de un niño es el modelado, ellos copian a sus adultos de referencia. Los conductores agresivos están enseñando a sus hijos que ese modelo es válido”, dice Álava.
En el coche nos transformamos, y la agresividad al volante es un gran error que señalan todos los expertos. “La principal fuente de aprendizaje de un niño es el modelado, ellos copian a sus adultos de referencia. Los conductores agresivos están enseñando a sus hijos que ese modelo es válido”, dice Álava.
“Los niños ven, los niños hacen –corrobora Fraile–. Ellos
están viendo cómo se enfadan mamá o papá, cómo hablan a otros
conductores o cómo les contestan a ellos, así que cuando se enfaden van
dan contestaciones similares”. “Y son formas comportamiento que las pueden llevar a otros ámbitos de su vida”, añade Villalobos.
6. NADA DE ESTRÉS: APRENDEN MENOS
Un asunto muy relevante en la vuelta al cole y probablemente poco conocido. El estrés afecta al aprendizaje. Se parte de una base que de por sí es negativa: “Si nosotros vamos estresados al volante, cosa que es muy habitual, los niños al final llegan estresados al cole”, analiza Álava.
Un asunto muy relevante en la vuelta al cole y probablemente poco conocido. El estrés afecta al aprendizaje. Se parte de una base que de por sí es negativa: “Si nosotros vamos estresados al volante, cosa que es muy habitual, los niños al final llegan estresados al cole”, analiza Álava.
Y eso trae consecuencias muy negativas: “Cuando el nivel de
activación en el niño es alto (por una conducción agresiva, con miedo o
con insultos), llega un punto en el que deja de aprender de la
misma forma. Me imagino un niño con una mamá que insulta al conductor
del coche de al lado. Si el nivel de activación aumenta mucho, durante
la primera hora de clase aprenderá menos que si no hubiera ocurrido eso”, explica Villalobos.
7. JUGAR Y… NADA DE DEBERES
Por tanto, lo mejor que podemos hacer en el coche es hablar de lo bueno que va a traer el día o aprovechar para hacer juegos (palabras encadenadas, veoveo, palabras que empiecen por una letra…). “Estamos entreteniendo al niño, favoreciendo la fluidez verbal y recuperando información del cerebro”, argumenta Silvia Álava. Pero eso no significa que haya que estudiar en el coche. “No es el momento ni el lugar. Aparte de ponerse nervioso, el niño aprende que puede cumplir con su obligación en el último momento y haciendo cualquier chapucilla”.
Por tanto, lo mejor que podemos hacer en el coche es hablar de lo bueno que va a traer el día o aprovechar para hacer juegos (palabras encadenadas, veoveo, palabras que empiecen por una letra…). “Estamos entreteniendo al niño, favoreciendo la fluidez verbal y recuperando información del cerebro”, argumenta Silvia Álava. Pero eso no significa que haya que estudiar en el coche. “No es el momento ni el lugar. Aparte de ponerse nervioso, el niño aprende que puede cumplir con su obligación en el último momento y haciendo cualquier chapucilla”.
8. TÉCNICAS DE RELAJACIÓN
Si hemos cumplido todo lo anterior, para rematar un trayecto en calma en plena vuelta al cole podemos aprovechar para hacer algunos pequeños ejercicios de relajación. “Una técnica muy buena es la respiración diafragmática: hacer en el coche respiraciones profundas para llegar todos mucho más tranquilos”, concluye Álava.
Si hemos cumplido todo lo anterior, para rematar un trayecto en calma en plena vuelta al cole podemos aprovechar para hacer algunos pequeños ejercicios de relajación. “Una técnica muy buena es la respiración diafragmática: hacer en el coche respiraciones profundas para llegar todos mucho más tranquilos”, concluye Álava.
EL PAÍS/EL MOTOR, Miércoles 14 de septiembre de 2016
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