ALEJANDRA SÁNCHEZ MATEOS
Ahora muchos completan su alimentación con los llamados complejos multivitamínicos.
Estos suplementos nutricionales aportan nutrientes como vitaminas,
minerales, aminoácidos o ácidos grasos que a veces no consumimos en las
cantidades necesarias de forma natural.
Las cantidades de vitaminas como la A, C y D, así como el calcio, el
hierro y el magnesio se reducen a una dosis diaria que suele ser una
píldora, una forma aparentemente sencilla de cubrir nuestras carencias
alimenticias.
Sin embargo, el uso y la eficacia de las multivitaminas aún son controvertidos ya que muchas voces críticas aseguran que todo lo que necesitamos se puede conseguir llevando una dieta equilibrada.
Somos lo que comemos
Para muchos expertos no solo no son necesarios los suplementos, ya
que podemos encontrar casi todos los nutrientes en los alimentos que
ingerimos cada día, sino que, aseguran, que podrían ser perjudiciales para la salud.
En el canal de YouTube de SciShow, explican
por qué en ciertos casos las multivitamínas pueden no ser tan buenas como creemos y debemos tener cuidado a la hora de tomarlas.
Antes de que existiesen los suplementos, los seres humanos tenían
solo las vitaminas y minerales que les proporcionaban los alimentos de
forma natural.
La vitamina A, por ejemplo, se puede encontrar en la leche, los huevos, el hígado y vegetales verdes. Por su parte, la vitamina C se encuentra en las naranjas o en muchas verduras de hojas verdes, mientras que los lácteos y el brócoli son ricos en calcio. Una dieta bien equilibrada debería, en teoría, ser suficiente para adquirir todo lo necesario.
No obstante, en el vídeo, Michael Aranda explica que las vitaminas se dividen generalmente en dos categorías: las liposolubles (lo que significa que se disuelven en los lípidos), y las solubles (es decir, que se disuelven en agua).
Las vitaminas hidrosolubles tienden a ser excretadas por el cuerpo rápidamente, si se toma más de lo que necesita, mientras que las vitaminas solubles en grasa, tomadas en exceso, se suelen almacenar en los tejidos. De esta manera, demasiadas vitaminas solubles en grasa, podrían acumularse en el cuerpo con el tiempo y causar daños.
La vitamina A, por ejemplo, se puede encontrar en la leche, los huevos, el hígado y vegetales verdes. Por su parte, la vitamina C se encuentra en las naranjas o en muchas verduras de hojas verdes, mientras que los lácteos y el brócoli son ricos en calcio. Una dieta bien equilibrada debería, en teoría, ser suficiente para adquirir todo lo necesario.
No obstante, en el vídeo, Michael Aranda explica que las vitaminas se dividen generalmente en dos categorías: las liposolubles (lo que significa que se disuelven en los lípidos), y las solubles (es decir, que se disuelven en agua).
Las vitaminas hidrosolubles tienden a ser excretadas por el cuerpo rápidamente, si se toma más de lo que necesita, mientras que las vitaminas solubles en grasa, tomadas en exceso, se suelen almacenar en los tejidos. De esta manera, demasiadas vitaminas solubles en grasa, podrían acumularse en el cuerpo con el tiempo y causar daños.
El Instituto de Medicina y la Academia Nacional de Ciencias de los Estados Unidos creó una guía diaria recomendada para indicar a los consumidores qué cantidades pueden ser o no peligrosas.
“Al tomar multivitaminas que cuentan con más del 100% de la dosis
diaria recomendada de vitaminas, tu cuerpo podría no digerirlo y
absorberlo todo”, afirma Aranda.
Por qué si pueden ser útiles
No todas las opiniones, sin embargo, son negativas o nos llevan a que tiremos todos nuestros suplementos a la basura.
La Dra. Teresa Lajo, endocrinóloga de la clínica de medicina integral Nuosalud y autora del blog drateresalajo.es, considera que la situación actual respecto a nuestra alimentación moderna si puede requerir el uso de los suplementos por una serie de cuestiones:
1. Los métodos actuales de cultivo agrícola, cuyo objetivo es producir, afectan negativamente a la calidad de nuestros alimentos.
2. Los alimentos se cosechan frecuentemente cuando aún están verdes
y se dejan madurar durante su transporte, en el mercado o incluso en el
hogar (no adquieren su dotación completa de minerales y vitaminas). De
hecho, muchos agricultores, para llevar los alimentos a los mercados
antes de que se pudran, los recogen prematuramente y los maduran
artificialmente.
3. El sobrecalentamiento (+110º) o recalentamiento al cocinar las verduras destruye más del 80% del contenido de algunas vitaminas.
4. El té y el café bebido muy calientes provocan cierto grado de inflamación digestiva y por tanto, la malabsorción de nutrientes.
5. El estrés aumenta las necesidades de vitamina B6, B5, y C, así como de los aminoácidos: L glutamina y arginina.
6. Los suelos se encuentran empobrecidos, sobre todo en selenio, y por tanto los vegetales serán también deficitarios.
7. Existen fármacos que interfieren con el metabolismo de los nutrientes.
Los anticonceptivos orales en las vitaminas B12, B6, C y E y en ácido
fólico. Los antiácidos en calcio, fósforo, complejo B, vitaminas A, D y
C. Mientras, los antibióticos y antiinflamatorios producen alteraciones
de la flora intestinal y disminución de la síntesis fisiológica de
vitaminas del grupo B (además, los antibióticos son quelantes del
magnesio).
Desde su experiencia clínica, la experta afirma que “suplementos para
todos y sin control, no”. Pero si lo recomienda “para determinadas
poblaciones como deportistas, ancianos, situaciones fisiológicas
(embarazo..) o trastornos patológicos (estrés crónico, ansiedad,
artrosis…”.
LA VANGUARDIA, Miércoles 28 de septiembre de 2016
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