OLGA R.SANMARTÍN
La guerra por los deberes que, desde hace unos años, genera
fricciones entre las familias y los centros educativos se ha
intensificado durante este comienzo de curso poniendo a unos padres, los
de la Ceapa, frente a otros, los de la Concapa. Los primeros instan a las familias a no hacer las tareas escolares.
Los segundos censuran con contundencia esta postura. «Jamás admitiremos
que se llame a la insumisión», advierte su presidente, Pedro Caballero.
Bajo
la premisa de que hay que «recuperar el tiempo libre para los niños»,
la Confederación Española de Asociaciones de Padres y Madres del
Alumnado (Ceapa) anunció ayer en rueda de prensa que va a pedir a los
profesores que no pongan deberes para los fines de semana de noviembre. Si los docentes no les hacen caso, llama a las familias a negarse a que sus hijos los hagan, aunque esto les baje la nota.
Para ello van a repartir entre las familias un documento
que podrán entregar en el colegio en el que se dice que «mi hijo no
lleva deberes por una decisión familiar», parecido al que ya han
difundido cuando hay huelga. Se da la circunstancia de que, en 2012, la
Ceapa llamó a no llevar a los hijos a clase contra la Lomce en la
primera huelga educativa de la historia protagonizada por las familias.
José Luis Pazos, presidente de esta confederación que representa a 12.000
asociaciones de la escuela pública, asegura que «la percepción de las
familias es que cada año hay más deberes y que cada vez se adelantan
más». «Nos encontramos a niños de Infantil que salen de clase con
deberes. Pedimos la desaparición de los deberes tal y como están
planteados ahora. Lo escolar debe quedar resuelto en la escuela, la casa debe ser el espacio para hacer lo que al niño le motive», defiende.
Y
esgrime un estudio que ha realizado la Ceapa tras consultar a 1.748
padres y 472 menores, la mayoría de la escuela pública, del que se
desprende que el 40% de las familias opina que sus hijos tienen demasiados deberes y el 48% piensa que estas tareas afectan de forma negativa a su vida familiar.
Según esta encuesta, uno de cada cinco padres asegura que sus hijos hacen dos horas diarias de deberes. Esto, resaltó Pazos, «da una suma de 10 horas a la semana».
¿Tenemos muchos deberes?
Según los datos que maneja la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE),
los alumnos españoles realizan 6,5 horas de ejercicios a la semana,
frente al 4,9 que se dedica, de media, en otros países.España es el
quinto país que más deberes pone, advierte este organismo, que considera
que las tareas «son una carga para los alumnos con desventajas socieconómicas»,
ya que se encuentran con más dificultades a la hora de encontrar un
lugar tranquilo, o tener tiempo para hacerlos, o recabar ayuda de sus
padres. La OCDE concluye que en la escuela privada se hacen más deberes
que en la pública.
La Confederación Católica Nacional de Padres
de Familia y padres de Alumnos (Concapa), que representa a cerca de tres
millones de familias de la escuela privada concertada, defiende que se
pongan deberes «de forma proporcional», pero también opina que «los
deberes son necesarios porque generan un hábito y afianzan lo aprendido en clase».
«Son
imprescindibles en su orden y medida», opina Caballero, que censura la
postura de la Ceapa. «Jamás admitiremos que se llame a la insumisión.
Eso supone educar a los niños en que las normas no sirven para nada. Las normas hay que cumplirlas».
Aunque
los deberes competen a los centros, las autonomías están empezando a
debatir sobre ellos a instancias de los padres. Ayer, la Asamblea de Madrid aprobó una propuesta de Ciudadanos en la que se pide limitar las tareas en Primaria.
¿Qué dicen los profesores?
Los
profesores se muestran abiertos a hablarlo. «Hay una cierta
preocupación por el hecho de que en los indicadores internacionales
salga que en España se hacen más horas de deberes que la media y que no
haya correlación entre el trabajo en casa y los resultados académicos. Es necesario abrir un debate», expresa Francisco García, secretario general de la Federación de Enseñanza de CCOO.
Constata lo que varios profesores han denunciado ya: «Es posible que la Lomce,
en la medida en que es una ley con currículos más cargados y pesados,
esté generando una mayor carga de trabajo para casa». Aunque la ley no
regula los horarios, hay centros de distintas autonomías que han
reducido la duración de las clases de 60 a 45 minutos. Los críos tienen que hacer lo mismo en menos tiempo, algo que puede haber incrementado la carga de las tareas.
¿Pero hacen bien los padres en quejarse? «Lo de la insumisión no es el camino. No se debe desautorizar a los profesores delante de los hijos», responde Ricardo Moreno Castillo, catedrático de Matemáticas y autor de La conjura de los ignorantes.
En su opinión, negarse a hacer los deberes «no debe ser una opción».
Pero añade, eso sí, que «los deberes deben ser menos y más útiles».
«Algo está funcionando mal. Los deberes hacen falta, pero ahora son excesivos. Eso de construir con tus manos un volcán y de hacer trabajos durante toda la tarde no sirve de nada».
EL MUNDO, Viernes 23 de septiembre de 2016
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