Ir al contenido principal

“¿Mi hijo tiene el pene pequeño?”: la obsesión de los padres que preocupa a los pediatras

SILVIA C.CARPALLO

Preocuparse por la salud de nuestros hijos es normal. Preocuparse demasiado, sin embargo, puede crear angustias innecesarias. Sobre todo si no sabemos distinguir entre lo que es verdaderamente importante y lo que no.  Así surgen nuevas dudas, como la de si el tamaño del pene de nuestro hijo es demasiado pequeño, y a qué puede deberse. Lo lamentaba recientemente un pediatra en una columna de salud en The New York Times, donde advertía que tanto él como sus colegas habían percibido que los padres se preocupan más por si el tamaño del aparato reproductor de su bebé crece a un ritmo adecuado, que por la posible obesidad que está desarrollando su hijo. “Hoy día el tamaño del pene sigue siendo una preocupación que afecta a un número considerable de hombres e incluso a algunos padres, que inducen dicha preocupación a sus hijos”, explica la pediatra del Hospital Universitario HM Sanchinarro, María Teresa García, que insiste en que la mayoría de las consultas suelen realizarse durante la adolescencia, “cuando empiezan a compararse con chicos de la misma edad”. No hay que olvidar que, erróneamente, se le sigue dando mucho valor a la longitud del pene, sobre todo debido a la influencia de la pornografía en la sexualidad, por mucho que se haya explicado que no es un factor determinante en el placer sexual.
Pene oculto en niños con obesidad
La preocupación por el tamaño del pene en niños más pequeños suele darse, sobre todo, en casos de niños con obesidad. “La obesidad infantil es un problema creciente en España, la mayoría de las veces acuden al especialista por recomendación de su pediatra y en el caso de los varones es bastante frecuente que una de sus mayores preocupaciones sea el tamaño del pene”, relata la experta, refiriéndose sobre todo a los casos de pene oculto.
“El llamado pene oculto es más un efecto óptico que un cuadro clínico como tal. Se debe a que un pene de tamaño normal queda enterrado por la almohadilla grasa que queda frente al hueso público”, insiste por su parte Iván Carabaño, jefe de Pediatría del Hospital General de Villalba . Pese a ello, admite quese trata de un hecho que genera una gran preocupación, por motivos sociales y estéticos, especialmente entre los padres de estos niños. La convención social aplaude un pene exteriorizado y de la mayor dimensión posible”.
Lo habitual es que los casos de pene oculto se den en bebés pequeños, pero bien nutridos, aunque también aparece a lo largo de la infancia en casos de niños con obesidad o sobrepeso. Esto es así porque “hay una correlación directa entre la cantidad de grasa del área suprapública y el enterramiento del pene”, indica el especialista.
Sin embargo, insiste en que no hay que alarmarse, ya que “su prevalencia decrece progresivamente con el paso del tiempo, hasta hacerse excepcional en adolescentes con la pubertad completa”. Esto así porque “el crecimiento lineal en estatura tiene un correlato directo con el crecimiento lineal del pene, con lo cual se exterioriza al menos la parte más distal del mismo”.
En estos casos lo que más debería preocuparnos no es el tamaño del pene, sino la obesidad del niño, ya que según el pediatra lo que sí que pueden aparecer son “problemas locomotrices, como sobrecarga de rodillas y tobillos o epifisiolisis de cadera; problemas respiratorios, como apnea o asma; problemas circulatorios, como hipertensión;  problemas endocrinológicos, como diabetes o resistencia a la insulina, o  psicológicos, como ansiedad, depresión, o problemas de autoestima”.
El abordaje de los padres
Una vez aclarada la parte física, queda por saber cómo afecta no solo a los padres, sino a los propios niños, la preocupación por el tamaño del pene y todo ese dañino legado social que supuestamente mide la masculinidad en función del tamaño del aparato reproductor. Según Margarita Montes, psicóloga infantil, “como siempre, los niños captarán si hay algo que preocupa a los padres, entenderán que es un problema y el foco de atención se dirigirá hacia allá”, de forma que muchas veces les crearemos una preocupación que no tenían. Respecto a la percepción de los niños de sus propios genitales, no será hasta los 14 y 18 años que realmente haya más cambios, y también más diferencias entre los amigos, cuando pueden surgir las primeras comparaciones.
De cara a los padres, la psicóloga destaca que es importante tener en cuenta que, hasta que no finalice la adolescencia y el desarrollo físico, no se puede hacer ninguna consideración final. Pero si les preocupa mucho, “deben ser los primeros en asesorarse para poder guiar adecuadamente a su hijo cuando vayan surgiendo las dudas o miedos para transmitirle alternativas y soluciones, no miedos y  presión”.
Así, si realmente han percibido que existe un problema con el pene del niño, que pueda afectar a su autoestima, Montes aporta consejos como “no culpabilizar de ningún modo, ni explícita ni implícitamente al chico, esto solo empeorará la situación”. Otra idea importante es la de incluir el pene “como parte de un todo, para que no caiga en darle demasiado peso y relevancia, evitando  que se convierta en un foco de atención, ni en algo que le defina. Así mismo, cuando ya tenga determinada edad, “sería aconsejable que el chico tenga información afectivo sexual por parte de sus padres”,  e incluso sería recomendable contar con la ayuda de un profesional especializado en terapia sexual, que le asesore e informe sobre lo que ocurre en el cuerpo de un hombre y de una mujer, durante las relaciones sexuales. “De esta  forma  podrá manejar y utilizar esta información y los posibles complejos y miedos, desde la primera relación sexual, evitando en lo posible que tenga unas primeras experiencias negativas, que puedan condicionar sus futuras relaciones”.
 El desarrollo normal de los genitales masculinos
¿Pero realmente el tamaño del pene puede ser un problema? Quizás lo primero que habría que explicar es cuál es el desarrollo normal de los genitales masculinos y en qué casos sí que sería necesario acudir a una revisión médica, ya desde niños. Así, la pediatra aclara en primer lugar que “la edad a la que un varón comienza a desarrollarse es variable”, por lo que antes de entrar en comparaciones, hay que entender que es normal que cada varón tenga su propio ritmo de desarrollo. Algunos pueden comenzar a desarrollarse a los 9 años, mientras que otros quizá no empiecen hasta los 15 años”, puntualiza García. Además, insiste en que “el valor normal de la longitud final del pene depende de factores genéticos y raciales, al igual que ocurre con la altura”, por lo que tampoco hay que esperar que todos sean iguales, sino que entren en una franja de normalidad.
Estos valores, según edad y raza, se recogen en una tabla que estima que sí que pueden existir problemas con el tamaño, que habría que consultar con un especialista. Así, se hablaría de un micropene, cuando el pene es normal en cuanto a su función y estructura, pero cuya longitud es igual o menor a 2.5 desviaciones estándar de la media para su edad y desarrollo puberal. Asimismo, este pasa a describirse científicamente como microfalo, si tiene una longitud similar, pero se acompaña además de defectos morfológicos. Sobre este hecho, María Teresa aclara que “la mayoría de los casos de pene pequeño, con un tamaño inferior al rango de normalidad, son de causa desconocida, siendo la segunda causa en frecuencia las alteraciones hormonales”.
EL PAÍS, Miércoles 14 de septiembre de 2016
Imagen: El País/Laura Pacheco

Comentarios

Entradas populares de este blog

«Los buenos modales no están de moda, pero es imprescindible recuperarlos»

FERNANDO CONDE Hoy en día es frecuente enterarte por los medios de noticias relacionadas con la falta de respeto, el maltrato, el acoso, etc. Podemos observar muchas veces la ausencia de un trato adecuado a los ancianos, la agresividad incontrolable de algunos hinchas de fútbol; la poca estima a la diversidad de opiniones; la destrucción del medio ambiente; el destrozo del mobiliario urbano y un largo etcétera que conviene no seguir enumerando para no caer en el pesimismo que no conduce a nada y el problema seguirá ahí. Un problema que podríamos resumir en que se ha ido perdiendo el valor de la dignidad humana en general. Los modos para alcanzar la felicidad, siempre deseada, se apartan de las reglas y normas de conducta más elementales de convivencia colectiva que han acumulado las culturas y los pueblos a través de los siglos. La idea de que «la dignidad empieza por las formas» que resume este artículo es una afirmación bastante cierta, porque la forma, no pocas veces arrastr

¿Qué hay detrás de las mentiras de un niño?

ISABEL SERRANO ROSA Los niños no son mentirosos, pero mienten . Lo hacen cuando tienen algo que decir o que aprender. Hasta los cuatro años, con sus historietas sorprendentes, quieren narrarnos su mundo de fantasía. Somos la pantalla en la que proyectar su película. Entre los cuatro y los siete años construyen su mini manual de moralidad con ideas muy sencillas sobre lo que está bien y mal, basado en sus experiencias "permitido o no permitido " en casa y en el colegio. Con su gran imaginación, las mentiras son globos sonda para saber hasta dónde pueden llegar. Entre los ocho y los 12 años la realidad se abre camino y la fantasía se vuelve más interesada.  El pequeño pillo de nueve años desea ser bueno, pero se le escapan las trolas por el deseo de gustar a los demás, ocultar alguna debilidad o evitar castigos. En general, mienten a sus crédulos coetáneos o, por el contrario, les escupen a la cara alguno de sus descubrimientos del trabajo de campo que significa crecer.

Qué le pasa a tu bebé cuando dejas que llore sin parar

  GINA LOUISA METZLER Muchos padres creen que es útil dejar llorar a su bebé. La sabiduría popular dice que unos minutos de llanto no le hacen daño, sino que le ayudan a calmarse y a coger sueño. Se trata de la técnica de la espera progresiva , que fue desarrollada por el doctor Richard Ferber, neurólogo y pediatra de la Universidad de Harvard en el hospital infantil de Boston (Estados Unidos) , y que sigue utilizándose en la actualidad en todo el mundo. Casi nadie sabe en realidad lo que ocurre a los bebés cuando siguen llorando, pero las consecuencias físicas y psíquicas podrían afectarles toda su vida. Cuando un bebé llora sin que sus padres lo consuelen, aumenta su nivel de estrés , ya que, a través de su llanto, quiere expresar algo, ya sea hambre, dolor o incluso necesidad de com