S.F.
El Hospital Infantil CS Mott de la Universidad de Michigan (EE.UU.) ha realizado un estudio en el que revela que los niños con dificultades sociales y emocionales en los hogares de bajos ingresos son más propensos a recibir la tecnología móvil para calmarlos o mantener la paz y la tranquilidad en la casa.
El
estudio ha sido dirigido por la doctora Jenny Radesky, experta en el
comportamiento de los niños y profesora asistente de pediatría en este
hospital, la cual afirma que «los padres de los bebés y los niños
pequeños con comportamientos difíciles utilizan la televisión de manera
desproporcionada y los vídeos como herramientas para calmarlos. Quisimos
conocer si sucedía lo mismo en el caso de la tecnología móvil, como
teléfonos y tabletas».
Diferentes situaciones
Durante el estudio, que incluyó a 144 niños saludables de entre 15 y 36 meses procedentes de familias de bajos ingresos, se les preguntó a los progenitores, entre otras cosas, por la posibilidad de permitir el uso de un teléfono inteligente o una tablet durante diferentes situaciones.
Entre
los resultados, destacó que estos dispositivos se empleaban más como
una estrategia para apaciguar a los niños con comportamiento difícil,
pero sin diferencias entre los niños con dificultades socioemocionales y otros niños.
Cuando se trataba del uso de la tecnología móvil para calmar a los
niños, ésta es usada en diferentes escenarios, como comer, estar en
público, hacer las tareas o acostarse, como una manera de evitar un
problema y quitarse al niño de encima para que haga las cosas como
pretenden los adultos.
Ayuda a la frustración
«Hemos
percibido que, cuanto menos control y más frustración tienen los padres
sobre el comportamiento de sus hijos, estos eran más propensos a su vez a
emplear los dispositivos móviles para ayudarles a calmar a sus hijos»,
subraya la doctora Radesky. «Tenemos que estudiar más a fondo si esta relación entre tecnología digital y dificultades socioemocionales
de desarrollo se aplica a una población más general de padres y el
efecto que podría tener sobre los resultados de los niños a largo
plazo», añade.
«Otros estudios muestran que el incremento del tiempo que pasan los niños delante de la televisión puede llegar a obstaculizar el lenguaje de los niños pequeños y el desarrollo social, en parte debido a que reducen la interacción humano-humano», dice Radesky.
«Ahora
que las pantallas se pueden poner en cualquier lugar, han invadido
nuestro espacio interpersonal. Por ello, estamos interesados en identificar las formas en que los distintos dispositivos móviles
interfieren con la dinámica de la familia y la manera en que se pueden
utilizar como una herramienta para aumentar la conexión entre padres e
hijos», concluye.
ABC, 03/03/2016
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