LUÍS ARRIBAS
Zafarrancho: múltiples en casa. Llega el momento de instalar a los
nuevos miembros en el hogar. Bajo el brazo, llevas gemelos (o trillizos)
que te obligarán a suprimir lo accesorio en ese ritmo de vida de joven
pareja sin hijos. O no tanto.
Lideramos las estadísticas de partos múltiples. Según Euro-Peristat, de cada mil embarazos, 27 son un parto gemelar y cinco uno triple.
Las posibilidades aumentan a partir de los 35. El INE nos acusa:
esperamos a los 32 años para tener el primer hijo. Claro, cuanto mayores
somos, más rígidos son nuestros esquemas. Nadie puede empujarnos a
tener hijos 10 años antes. Así que toca aplicar lo que nos queda de
frescura juvenil a la reorganización.
Decide asuntos de antemano.
Aprovecha el embarazo para pensar cómo van a dormir los peques, decidir
la forma de lactancia, el arsenal de ropa y suficientes recambios y
pañales para las primeras semanas. Como afirma la psicóloga Carmen
Peleato, madre de trillizos: "Ten el máximo de imprevistos controlados.
Hasta el congelador lleno para los primeros días".
Todo se gastará
y ensuciará el doble o triple de rápido. Según resultados de estudios,
con múltiples, la organización en casa es crucial para acomodarse a esta
nueva situación y reducir el estrés. "Poner
prioridades. Lo importante es cuidar bien a los bebés y la propia
salud", afirma la especialista en gemelos Coks Feenstra. "Lo demás puede
esperar".
Un excel. Un cuadrante. Lo que sea. Todo enfocado a esa
nueva situación. ¿Habrá hueco para el teatro de los sábados o tu
deporte favorito? El sentido común recomienda reducir la intensidad de
las aficiones durante unos años. Al menos hasta que se le coge el tono a
la multitarea. Unos bebés múltiples exigen el 100% de atención y físico.
Uno quiere sentarse en el suelo al lado de un juguete, otro te agarra
una pierna y el tercero amenaza con saltar y tirarse bajo un coche.
En
casa, acepta la ayuda de familiares y amigos y aprovéchala en las
tareas domésticas. ¿Por qué no convertir la novedad en mano de obra?
Somos españoles. Aprovecha esa familia de variados ejemplares de abuelas
y cuñados. Si tienes un arsenal de apoyo a mano, a por él. Vosotros
organizáis y decidís. Los abuelos siguen indicaciones. Flexibilidad, agradecimiento y saber cuál es el sitio de cada uno. Todos seremos felices ante el reto.
NO OS QUEDÉIS SOLOS
Procura
no aislarte. Los padres de múltiples pierden el contacto con los
amigos, dado que la vida parece girar en torno a los bebés. Mantén un
canal abierto desde ese zafarrancho que es tu casa hasta el exterior.
Ten en cuenta que la gente intentará gestionar su tiempo y deberás
organizarles. Las visitas serán agobiantes con la aparición de los bebés. Y pide a tu entorno que anuncie su visita. ¿Por qué no dar una fiesta de bienvenida?
Rastrea
cualquier idea que te ofrezca el mercado de diseño. No hay otra que
tirar de metro y escuadra. En Ikea piensan en soluciones donde prima
"funcionalidad y precio". No hay que olvidar que los gastos se
multiplican. Adaptar el espacio de tu hogar, según la marca sueca, es
posible con "un sistema de almacenamiento que ofrece una enorme
flexibilidad". Cajones, literas, cestos y cambiadores. Coinciden los
especialistas de BabyMoon: "Lo más utilizado son los convertibles
gemelares o las cunas-camas acompañados de una cómoda". O sea, aprovechar cada rincón del diseño del hogar.
Todo
es organizarse al máximo. Estas mismas líneas están escritas tras la
hora de la cena y dejar lista la comida para que mañana lleguen Nicolás y
Martín del instituto y no prendan fuego a la casa. Uno de mis gemelos
me pide chequear qué escribo. El otro pregunta si nos valió El Gran Libro de los Gemelos. Algo bueno debió tener. Seguimos medianamente equilibrados.
Si
miro atrás, recuerdo a mi mujer tumbada en el gabinete de una matrona
ancha como una valkiria. Un monitor carraspeando en blanco y negro. La
primera ecografía de nuestro embarazo, retransmitida en inglés robótico.
Como un plano de Stanley Kubrik. Se colaba el frío por debajo de la
puerta. Y la holandesa aquella espetando: "You have twins".
Y mi santa esposa me agarró la mano repitiendo "Ay, Dios mío". La
sorpresa nos llegó mientras vivíamos en Holanda. Nuestro primer asomo a
la maternidad y zas, dos. Sin experiencia cercana reciente. El último
embarazo que se recordaba en casa fue 30 años atrás. Menos de 40 semanas para aprender todo.
Porque los embarazos se cuentan en semanas. Los de gemelos son más
complejos y se terminan aún antes. Todo a 2.000 kilómetros de Madrid. Y
nada de lo publicado u ofrecido en tiendas de bebé era para dos.
El
plan. Uno: parar los pies a una familia que iba a comprar dos de todo.
Ya adelanto que la serenidad y el temple no son de mi familia. Dos: mi
embarazada mujer, única persona con dos dedos de frente y claridad de
ideas, decidió que buscaríamos entre quienes podían ayudar. La
Asociación Madrileña de Partos Múltiples ayuda desde 1999 a esos padres
de gemelos y trillizos, acompañados de carros como trolebuses y barrigas descomunales.
Compartieron
su información. Catorce años después confirmamos que tranquilizaron
mucho. Cuando la hora del baño no era el momento íntimo que decían los
libros sino un túnel de lavado en el que niños pasaban por programas de
lavado y secado. Su información de primera mano sobre cuándo ser
flexible ante rabietas o paciente con la alimentación. Descubrimos
habilidades ocultas como dar biberones a dos manos. Las familias de múltiples no son un premio a la fertilidad sino unos comandos de agilidad doméstica. Un bebé solo, seamos serios, se cría a una mano.
EL MUNDO, Jueves 10 de marzo de 2016
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