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¿Qué hago si mi hijo se muerde las uñas?

Al principio, cuando el gesto de morderse las uñas es todavía circunstancial, ignorarlo es una forma de combatirlo. Pero una vez que el niño lleva un tiempo mordiéndose las manos y ese gesto se ha convertido en un hábito, hay que pasar a los hechos para ayudar al pequeño a superarlo:

1. Adoptar una actitud tranquila, evitando regañar al niño, castigar o culpabilizar, porque la costumbre puede ser superior a su voluntad de dejarla. Además, insistir demasiado en algo tiene un efecto contraproducente.

2. Cuando esté mordiéndose las uñas, tratar de distraerle con algún juego en el que a ser posible tenga que utilizar las manos. Mirad un cuento con bonitas ilustraciones, animándole a que sea él quien pase las hojas; levantad una torre de construcciones, jugad con una pelota o incluso salid a dar un paseo. Lo importante es que el niño disfrute y se entretenga.

3. Hablar con él. Explicad a vuestro hijo con calma que no debe morderse las uñas. Decidle que vais a ayudarle para que no acabe haciéndose pupa en los dedos. Si lo consigue, elogiadle y dadle una recompensa (un abrazo, un rato de juegos con mamá o papá, una visita a los abuelos, etc.).

4. Analizar en qué momentos se muerde más las uñas. ¿Acaso está nervioso?, ¿por qué?, ¿se aburre?, ¿tal vez necesite más estímulos? Averiguar la causa es básico para acertar con la solución.

El esmalte con sabor amargo no está contraindicado, pero ofrece resultados desiguales, dependiendo de la edad del pequeño. En niños mayores que ya comprenden el problema y desean colaborar, el sabor desagradable les ayuda a recordar que no deben morderse las uñas, pero los niños entre 1 y 2 años pueden interpretar que les imponen un castigo y reaccionar mal.

Por: Florencio Santiago, pediatra.

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