Los fabricantes de producción masiva compensan el aumento del precio de la materia prima con ingredientes más baratos, como el azúcar y la grasa de palma
DAVID PLACER
Así como la materia base del guacamole debería ser el aguacate y de
la salsa boloñesa la carne, suele pensar el consumidor despistado que la
materia dominante en una tableta de chocolate debería ser el cacao.
Pero casi nunca es así.
Los precios disparados de la materia
prima ha hecho que la industria del chocolate industrial recurra a
ingredientes más baratos para producir sus productos. Así, el azúcar
refinado es el principal componente de la mayoría de tabletas del
mercado como Lindt o Nestlé y también de las marcas blancas de las distribuidoras como Carrefour o DIA.
Algunos
fabricantes, además, utilizan aceite de palma en los rellenos, un
ingrediente que abarata de forma considerable el proceso de producción.
Así, los nuevos chocolates con galleta, con rellenos o caramelo resultan
mucho más baratos de producir y permiten ahorro en la materia prima más
cara.
Demanda disparada
El aumento
de las materias primas, motivada por el descubrimiento del chocolate
entre los consumidores chinos y árabes, ha hecho que los productores
recurran a ingredientes que permitan la reducción de costes.
"El chocolate que comemos hoy no tiene nada que ver con el que
consumíamos hace 30 o 40 años atrás. La demanda de cacao se ha disparado
y la producción, que sólo es posible en países tropicales con ciertas
condiciones de humedad, sigue siendo muy precaria", explica Fernando García Alonso, bróker internacional de cacao.
"El
precio de la materia prima se ha disparado y el cacao ya ronda los
3.000 dólares (2.700 euros) por tonelada. Es una materia prima mucho más
cara, por ejemplo, que el café que se encuentra a 600 dólares (544
euros)", añade el especialista.
Polémica por las calidades
"Por
su escasa composición de cacao, muchos chocolates del mercado tal vez
no merecerían ser incluidos en esa categoría", explica la experta
chocolatera Helen López Vázquez, organizadora de catas
de chocolates en Madrid. "Hay productos con menos de 25% de cacao lo
que, por normativa, no debería ser etiquetado como chocolate", añade la
crítica gastronómica.
La mayoría de las tabletas en el mercado industrial cuentan con un porcentaje de cacao inferior al 30%.
Parte
del ingrediente es manteca de cacao, la grasa extraída del proceso de
fabricación del cacao cuyo precio se ha multiplicado por su uso en la
cosmética. Los grandes fabricantes consideran un logro digno de resaltar
cuando el cacao (en versión pasta o manteca) alcanza el 30% en la
composición. Y por eso lo resaltan en la tabla de ingredientes.
Los expertos del sector explican que marcas que intentan
venderse como premium son, en realidad, productos muy alejados de los
primeros estándares de calidad. "El kilo de un chocolate comercial como
el de Nestlé cuesta 35 céntimos de dólar, mientras que el precio de
chocolates de alta calidad, que no se consigue en España, asciende a los
800 dólares el kilo", asegura García Alonso.
"Hay chocolates
para todos los públicos y por tener menos cacao o ser de fabricación
masiva no deben ser cuestionados o despreciados", explica Manuel de
Cendra y Aparicio, empresario chocolatero que acaba de resucitar la
marca Matías López, un producto mítico en España hasta su cierre en el
año 1964.
"Yo creo que todo producto que contenga algo de cacao,
por pequeño que sea, debería ser considerado chocolate", añade el dueño
de la fábrica artesanal que intenta lograr una calidad de producto muy
superior al de la fabricación masiva.
Producción artesanal
El
cacao más apreciado es el procedente de América, pero su alto precio lo
hace inviable para la alta producción. Por ello, suele terminar en
productos de máxima calidad destinado a consumidores exquisitos en
Suiza, Bélgica o Líbano, según explican los comercializadores.
El
cacao más económico procede de África, donde suelen comprar las grandes
chocolateras: Ferrero Rocher, Olam y Barry Callebaut que adquieren el
90% de la producción mundial.
Allí, los procesos siguen siendo
muy artesanales y los productores y cooperativas están alejados de
niveles de productividad óptima. Si los métodos no cambian, el precio
del cacao podría seguir subiendo y tal vez tengamos chocolate con más
grasas, aceites y azúcares.
ECONOMÍA DIGITAL, 25/02/2016
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