ANA SIERRA
Probablemente conozca muy poco sobre este tema. Y no es de extrañar, pues no se le presta mucha atención, salvo para hablar de su lado más oscuro,
como son los abusos o la pederastia que, por desgracia, son temas
habituales tanto en los medios como en nuestra vida cotidiana. Se habla
de ella desde la perspectiva y uso atroz de la persona adulta, pero no
desde la realidad y experiencia del niño en su día a día.
La
hipersexualización de infancia, sobre todo de las niñas, es una realidad
desoladora y habitual que, para muchas personas, pasa ya desapercibida.
Los concursos de belleza infantiles donde se muestran
niñas con estética adulta, como si de tunear un coche se tratara, siguen
siendo muy habituales en el continente americano, por ejemplo. Un tema a
tratar con detenimiento, sin duda.
Por supuesto, la sexualidad infantil, está mucho menos investigada que la nuestra. Quizá porque no genera tantos beneficios como la adulta.
Investigar los placeres adultos permite desarrollar juguetes sexuales,
crear terapias eficaces para nuestras disfunciones y ofrecernos nuevas
formas de disfrute erótico y sexual, moviendo ingentes masas de euros en
nuestro planeta gracias a la industria del sexo.
O bien, porque aceptar al bebé o infante como ser sexuado, sigue siendo un tabú y nos genera miedo, vergüenza o se asocie a lo amoral o anormal, por desconocimiento, por supuesto.
Menuda sexualidad
Los niños y niñas son seres sexuados desde su nacimiento,
siendo su sexualidad muy rica y placentera. Descubren y viven su
sexualidad desde el juego, con naturalidad, curiosidad y para el
disfrute, si se lo permitimos.
Y, aunque no sea un tema de
interés masivo en nuestra sociedad, existen varios estudios y
profesionales dedicados a esta importante tarea que mucho nos han
enseñado a través de sus estudios, escritos, guías de educación
afectivo-sexual.
Afortunadamente, he tenido y tengo el placer de
compartir docencia con algunos de estos expertos en sexología infantil
de nuestro tiempo y país, tales como Félix López Sánchez, catedrático de
psicología de la sexualidad. Sus aportaciones y teorías sobre la
importancia del estilo de apego en la primera infancia y la necesidad de afecto y vinculación desde el nacimiento,
no solo han ayudado a entender la sexualidad infantil, sino a tratar
las disfunciones y dificultades adultas, como los miedos, celos y
desconfianzas, las relaciones amorosas y el porqué de las relaciones
dramáticas o tóxicas a nivel emocional, entre otros muchos aspectos.
Estupendas
conversaciones he mantenido con el doctor en psicología y sexólogo
Carlos de la Cruz que, además de su extensa experiencia y dedicación,
nos ofrece información para padres y pequeños sobre sexualidad infantil,
tan útiles como imprescindibles. Él es el autor, junto a Mario de la
Cruz de "No le cuentes cuentos", un libro sobre sexualidad para leer en
familia con niños y niñas a partir de 3 años. Sencillamente una
maravillosa herramienta de educación sexual infantil que yo
personalmente utilizo y es uno de mis favoritos. En él, no sólo podrá
aprender a explicar a los más pequeños cómo se hacen los niños, tanto biológicamente como con las nuevas tecnologías, sino que trata temas como la adopción, las familias monoparentales y homosexuales, entre otros temas.
No
podemos olvidar que esos niños y niñas, serán los adultos del mañana y
que, algunas desagradables sorpresas, displaceres, disfunciones y
tratamientos, nos hubiéramos ahorrado nosotros si, de niños, alguien nos hubiera hablado con naturalidad sobre el tema,
mostrándonos modelos afectivo-sexuales saludables y positivos, y nos
hubieran permitido desarrollarnos desde el goce y el respeto hacia
nuestra naturaleza sexual humana y la de los demás.
Autoplacer infantil
Uno de los mayores miedos, que genera muchas
dudas a los padres y madres, es si es normal que su hijo o hija de 3
años, por ejemplo, se toque los genitales de manera masturbatoria y
llegue a alcanzar el clímax, con una habilidad casi envidiable, según apuntan algunos.
Efectivamente,
es bastante habitual y debemos ver como algo natural que desde muy
pequeños puedan tener este tipo de prácticas que solemos atribuir
únicamente a los adultos, aunque no aparezca en todos los niños a edades
tempranas. Todos van descubriendo su cuerpo día a día aunque, como es
lógico, los niños lo tienen más fácil pues sus genitales están más
expuestos y se lo tocan para orinar, por ejemplo. Las niñas, por su parte, tienen que investigar un poco más
o el azar se encarga de hacer que descubran las sensaciones placenteras
que sus genitales encierran. Rozarse con un peluche al dormir o con la
esponja en la bañera al lavarse, puede hacer que se despierte la
curiosidad por ver y tocar lo que tienen oculto ahí abajo y les genera
placer.
En muchas ocasiones, se utiliza la masturbación para
liberar tensiones, pues ellos también pueden estar estresados o
frustrados, y es muy efectivo. Si observásemos que se realiza de manera
obsesiva o compulsiva, sí deberíamos acudir a un psicólogo infantil pues
es probable que ese sea un síntoma. Si no se realiza de esa manera, con
comentar de manera tranquila y positiva que eso está bien hacerlo pero
en la intimidad, en su habitación, por ejemplo.
Es necesario que los más pequeños tengan también su espacio para la intimidad.
En ningún caso le recrimine o castigue ni le llame guarro, asociar sus
genitales y sexualidad con el miedo o el mal le podría pasar factura.
Tengamos
en cuenta que las terminaciones nerviosas están presentes al nacer y la
zona genital es extremadamente sensible, como sabemos. Pero no solo son los genitales los que generan placer. Sigmund
Freud ya hablaba de la obtención de placer por diversas fuentes, como
el del placer oral asociado al reflejo de succión y al anal como
consecuencia del control de esfínteres, por ejemplo. Los cuales se
mantienen y se buscan en la edad adulta.
Educar en sexualidad: Cómo, Cuándo y Quién
Para aclararnos estos
tres puntos sobre educación sexual en la infancia, mi compañera, la
psicóloga y sexóloga Ana Márquez Cortés, presidenta de la Fundación
SEXPOL - Sociedad Sexológica de Madrid, nos da unas pautas esenciales.
* CÓMO hablar
con los niños y niñas: Con naturalidad, cercanía, respeto, sin contar
mentiras y con una actitud positiva, que en definitiva es lo que perdura
en el recuerdo.
* CUÁNDO hacerlo: Siempre que
sea necesario, no hace falta un momento puntual o específico. De hecho,
estamos educando siempre, aunque sea de manera no formal, cuando
mostramos nuestros afectos, cuando jugamos con niños y niñas, cuando los
vestimos o los bañamos, por ejemplo.
* QUIÉN
debe hacerlo: La educación sexual infantil es tarea de todas las
personas, padres, madres, otros familiares, educadores y medios de
comunicación, entre otros.
Además, propone que les eduquemos en la
idea de que la sexualidad es una capacidad valiosa, fomentando las
actitudes positivas, para que crezcan en igualdad y libertad, con
respeto a la diversidad y potenciando una vivencia placentera y
satisfactoria de la sexualidad, en cualquiera momento de la vida.
Unos buenos consejos para transmitir a nuestros hijos e hijas, sin duda.
EL MUNDO, 17/03/2016
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