UXÍA PRIETO
Nada
será igual este verano por la crisis del coronavirus. Aunque el Gobierno tiene previsto
iniciar la fase de desescalada en la segunda
quincena de mayo, todo apunta a que el verano de 2020 no será como los anteriores.
No sabemos si podremos salir de España, si podremos viajar por el interior
del país, ni tampoco cuándo reabrirán los hoteles.
Todo
son incógnitas y una aflora de manera intermitente: ¿Podremos ir a la playa
este verano? Hace unos días el virólogo Luis Enjuanes, considerado el mayor
experto del España en el COVID-19, aseguraba que habrá mucha gente que lo haga. A lo mejor no
es una persona de Madrid, si se mantienen aisladas las CCAA, pero sí podría ir
a La Malvarrosa una persona de Valencia. La cuestión es que su día de playa no
será igual que uno de 2019.
Aún
no hay indicaciones oficiales sobre cómo serán las playas de 2020 pero sí se
pueden sacar conclusiones atendiendo a lo que se ha dicho hasta ahora.
La
primera es que la distancia de seguridad, en la que tanto insiste el Ministerio
de Sanidad como una de las principales medidas para contener el coronavirus, se
va a llevar a la arena. Y esto se va a traducir en separación entre toallas.
Lo
advertía la ministra de Industria, Reyes Maroto, hace unos días en una entrevista
con El País:
“Habrá que guardar la distancia, también en la playa”. Según las
recomendaciones del Ministerio de Sanidad, debe ser mínimo de un metro entre persona
y persona, aunque lo ideal es que sea de dos, como insiste el ministro Salvador
Illa en sus ruedas de prensa.
De
esa distancia de dos metros habla también Andrea Burón, médica especialista en
medicina preventiva y salud pública y portavoz de la Sociedad
Española de Salud Pública (Sespas). “Debemos evitar las
aglomeraciones y las playas no pueden convertirse en un lugar de
aglomeraciones. No tiene ningún sentido que este verano haya toallas separadas
solo por 30 centímetros de distancia”, explica la doctora.
Playas
más vacías que nunca
La
distancia mínima entre toallas va inevitablemente ligada a limitar el aforo de
las playas y vaciarlas de gente. No hay posibilidad de que las imágenes del
verano 2020 se parezcan a las que todos tenemos en las retinas: arenales
atestados de gente, bañistas sin espacio para nadar y orillas por las que
resulta casi imposible pasear.
Todo
apunta a que esta imagen de la playa de Levante en Benidorm no la vamos a ver
ni en julio ni en agosto. Es una cuestión numérica.
Este
arenal, que recibe en un día concurrido hasta a 176.000 personas, pasaría a
acoger a una cuarta parte. En 2013, TVE calculó que en un cuadrado de 25 metros cuadrados
se colocan hasta 20 personas. Ahora, con las medidas de
distanciamiento social y teniendo en cuenta que cada persona ocuparía unos dos
metros cuadrados, en un cuadrado sólo cabría una familia de cuatro miembros. Si
en los más de 2 kilómetros de arenal caben 8.000 cuadrados de 25 metros, solo
32.000 personas podrían disfrutar de la playa de Levante.
Aforo
limitado, sombrillas especiales y pocos turistas
La
cuestión más complicada de resolver es cómo se va conseguir mantener la
distancia en las playas. En España las autoridades no han puesto esta cuestión
sobre la mesa, pero sí se puede tomar nota de las fórmulas de otros
países. El gobierno portugués de Antonio
Costa ha hablado de este asunto y baraja algunas medidas como
restringir la movilidad, y reducir y controlar el aforo como fórmula para
evitar concentraciones.
El
sistema que se plantea en Italia es distinto. En la región de Emilia-Romagna,
una zona bastante golpeada por el COVID-19, una empresa ha propuesto montar
cubículos de plexiglass en las playas para mantener la distancia de seguridad.
Dentro de cada espacio, que mediría 4,5 metros por cada lado, caben dos
tumbonas y una sombrilla. La empresa que lo ha propuesto, Nuova Neon, ha asegurado a EFE que
han recibido multitud de peticiones de bares y restaurantes para adaptar sus
locales, e incluso del Ministerio del Interior italiano. La otra fórmula,
también italiana, la plantean en Salento, al sur, y se trata de mantener una
distancia de diez metros entre sombrillas.
Gestionar
este tipo de medidas es más sencillo en las playas italianas, que en su gran
mayoría cuentan con servicios privados de hamacas que funcionan con reserva,
dejando fuera a quien no pase antes por caja. Una situación poco frecuente en
España, donde la mayoría de los arenales son de acceso libre.
La
doctora Burón apela “a la responsabilidad y al sentido común” de cada uno a la
hora de tomar decisiones. Lo imprescindible será siempre seguir manteniendo las
normas de higiene básicas y que las personas con síntomas o que hayan estado en
contacto con algún contagiado “se queden en casa de forma solidaria”.
En
todo caso no hay que olvidar que cada zona de España es diferente y no es lo
mismo gestionar esta situación en el Mediterráneo que en la costa del Norte.
Además, al tratarse de una pandemia mundial, el número de turistas extranjeros
que vendrán a nuestro país será menor, por lo que habrá menos personas que
quieran disfrutar de las playas.
HUFFINGON POST, 24/04/2020
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