Ir al contenido principal

El mayor estudio sobre el impacto del Covid-19 en niños: el peligro está en los bebés


G.CID
Es una de las grandes preguntas que quedan tras este virus. Todos sabemos ya que el SARS-Cov-2 afecta, sobre todo, a los humanos más mayores, que provoca enfermedades respiratorias y que es muy contagioso, pero entre los temas de los que aún queda mucho por descubrir está, por ejemplo, por qué afecta tan poco a los menores y, sobre todo, a los niños. Pues al menos ya tenemos un nuevo estudio que aporta más luz sobre este asunto y que toma para ello una muestra nunca antes alcanzada, 2.500 casos de menores de 18 años afectados por Covid-19.
El estudio, realizado por la agencia estadounidense encargada del control y análisis de esta y otras epidemias, el CDC, fue publicado este lunes y se ha ido construyendo entre el 12 de febrero y el 2 de abril. En concreto, analiza todos los casos confirmados en Estados Unidos con una edad igual o menor de 18 años (2.572 casos, un 1,7% del total de casos reportados en el país) y ya solo ese dato deja algo muy curioso, y es que la tasa de impacto aumenta con la edad: el 32% de todos estos pacientes tiene entre 15 y 17 años, el 27% se mueve entre los 10 y los 14, el 15%, entre cinco y nueve años, y para el final quedan los menores de un año, el 15%, y los que tienen entre uno y cuatro, que son 291, el 11%. Pero hay mucho más.

Lo más claro que muestra el análisis y que sigue con la línea de los estudios anteriores es que los niños apenas sufren graves problemas por el coronavirus si se contagian. Como comentamos, solo el 1,7% de todos los infectados detectados son niños (a pesar de que son el 22% de toda la población estadounidense). Además, como ya apuntaban los expertos chinos, de los 2.500 casos solo el 73% desarrolló algún tipo de síntoma, como tos o fiebre, un porcentaje que en los adultos es del 93%. Es decir, que el 25% de los menores de 18 encontrados en EEUU son prácticamente asintomáticos (para bien y para mal), aunque eso no quiere decir que el 100% esté fuera de peligro.
Según el CDC, de los 2.500, 745 podían haber sido ingresados, pero solo 147 pacientes fueron hospitalizados, 15 tuvieron que pasar por la UCI y tres acabaron falleciendo. Aunque aún se están estudiando con detalle estos tres casos para descubrir por qué sufrieron un impacto tan grave y se trata de un número muy pequeño de todos los casos, su aparición demuestra que los menores son inmunes al virus aunque sus fases más graves solo se den en casos muy concretos. Y dentro de este margen de edad también hay una parte de ellos que es más vulnerable que el resto: los bebés.
La gran muestra que ofrece este estudio también ayuda a demostrar que los bebés son una parte de la población a tomar con mucho cuidado en la situación actual. Son el grupo de menores con mayor tasa de hospitalización. De los 291 menores de un año que han pasado el virus, 95 pasaron por el hospital, 59 llegaron a ser ingresados y cinco necesitaron de una UCI pediátrica. El porcentaje de ingresados, el 62% de los que pasaron por el hospital, es el más alto de todos. De uno a 17 años, el máximo porcentaje de ingresados por grupo de edad es el 14% de los que pasaron por el hospital.
Según explicó Yvonne Maldonado, presidenta del comité de enfermedades infecciosas de la Academia Estadounidense de Pediatría, a la revista 'Time', el caso de los bebés podría deberse a que su sistema inmunológico no está tan desarrollado. "Sabemos que las respuestas inmunes de los niños evolucionan con el tiempo. El primer año de vida, los bebés no tienen la misma capacidad de respuesta que los niños más mayores o los adultos".

El CDC recuerda que, a pesar de ser una gran muestra, hay que tomar con cautela los datos, pues se trata de un primer análisis y falta información más concreta sobre síntomas, otras enfermedades, estado de hospitalización... Sin embargo, al concordar sus resultados con el resto de estudios hechos hasta la fecha, abre una puerta a encontrar el porqué de este comportamiento del virus en los menores y pide una "recopilación más sistemática y detallada de los datos".
EL CONFIDENCIAL, Miércoles 8 de abril de 2020

Comentarios

Entradas populares de este blog

«Los buenos modales no están de moda, pero es imprescindible recuperarlos»

FERNANDO CONDE Hoy en día es frecuente enterarte por los medios de noticias relacionadas con la falta de respeto, el maltrato, el acoso, etc. Podemos observar muchas veces la ausencia de un trato adecuado a los ancianos, la agresividad incontrolable de algunos hinchas de fútbol; la poca estima a la diversidad de opiniones; la destrucción del medio ambiente; el destrozo del mobiliario urbano y un largo etcétera que conviene no seguir enumerando para no caer en el pesimismo que no conduce a nada y el problema seguirá ahí. Un problema que podríamos resumir en que se ha ido perdiendo el valor de la dignidad humana en general. Los modos para alcanzar la felicidad, siempre deseada, se apartan de las reglas y normas de conducta más elementales de convivencia colectiva que han acumulado las culturas y los pueblos a través de los siglos. La idea de que «la dignidad empieza por las formas» que resume este artículo es una afirmación bastante cierta, porque la forma, no pocas veces arrastr

Qué le pasa a tu bebé cuando dejas que llore sin parar

  GINA LOUISA METZLER Muchos padres creen que es útil dejar llorar a su bebé. La sabiduría popular dice que unos minutos de llanto no le hacen daño, sino que le ayudan a calmarse y a coger sueño. Se trata de la técnica de la espera progresiva , que fue desarrollada por el doctor Richard Ferber, neurólogo y pediatra de la Universidad de Harvard en el hospital infantil de Boston (Estados Unidos) , y que sigue utilizándose en la actualidad en todo el mundo. Casi nadie sabe en realidad lo que ocurre a los bebés cuando siguen llorando, pero las consecuencias físicas y psíquicas podrían afectarles toda su vida. Cuando un bebé llora sin que sus padres lo consuelen, aumenta su nivel de estrés , ya que, a través de su llanto, quiere expresar algo, ya sea hambre, dolor o incluso necesidad de com

¿Qué hay detrás de las mentiras de un niño?

ISABEL SERRANO ROSA Los niños no son mentirosos, pero mienten . Lo hacen cuando tienen algo que decir o que aprender. Hasta los cuatro años, con sus historietas sorprendentes, quieren narrarnos su mundo de fantasía. Somos la pantalla en la que proyectar su película. Entre los cuatro y los siete años construyen su mini manual de moralidad con ideas muy sencillas sobre lo que está bien y mal, basado en sus experiencias "permitido o no permitido " en casa y en el colegio. Con su gran imaginación, las mentiras son globos sonda para saber hasta dónde pueden llegar. Entre los ocho y los 12 años la realidad se abre camino y la fantasía se vuelve más interesada.  El pequeño pillo de nueve años desea ser bueno, pero se le escapan las trolas por el deseo de gustar a los demás, ocultar alguna debilidad o evitar castigos. En general, mienten a sus crédulos coetáneos o, por el contrario, les escupen a la cara alguno de sus descubrimientos del trabajo de campo que significa crecer.