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La salida de los niños tras 43 días encerrados se convierte en la «coartada perfecta» para muchos padres

ABC
Las calles se han vuelto a llenar de niños este domingo, primer día de «desconfinamiento» parcial tras 43 días encerrados. La imagen del asfalto vacío de repente se ha visto solapadada por la de niños que, a provechando que no había coches, jugaban a la pelota en mitad de las vías de las ciudades. Pero, aunque la mayoría ha cumplido con la normativa, la picaresca se ha apoderado de algunos padres que han aprovechado el primer permiso gubernamental para lanzarse a la calle con sus hijos aunque sin seguir las consignas oficiales. Algunos han paseado con los niños demasiado cerca de los vecinos; se han arremolinado en los paseos marítimos y playas, en muchos casos sin mascarillas y también en pareja cuando, en principio, solo un adulto debía acompañar a los menores.
Las imagenes en Valencias las cuenta Toni Jiménez: los controles policiales y la presencia de un helicóptero sobrevolando la ciudad con mensajes de responsabilidad no han impedido que se disputaran partidos de fútbol entre menores –a pesar de estar prohibido- bajo la atenta mirada de sus padres en uno de los principales jardines de la ciudad. En el paseo marítimo el distanciamiento social y la recomendación de no utilizar los bancos públicos en la medida de lo posible tampoco hicieron acto de presencia. Imágenes que «no son las esperadas», según el concejal de Protección Ciudadana, Aarón Cano, que ha confirmado que no se interpuso ninguna multa porque el objetivo era «explicar a la gente los motivos por los que uno puede ser sancionado». Eso sí, la pedagogía ha terminado y desde el Ayuntamiento advierten de que se cerrarán estos espacios, reabiertos este domingo por primera vez desde que se decretó el estado de alarma, si la ciudadanía no cumple con lo establecido.
En Barcelona, a lo largo del día, pero especialmente por la mañana, gracias al tiempo primaveral que se ha dado, las calles se llenaron de niños y familias. El centro de la ciudad, las avenidas y la zona costera fue lugar de encuentro -al menos visual- de una parte de los barceloneses que agradecen esta relajación de las estrictas medidas En la mayoría de los casos, se han mantenido las distancias y los niños, así como los adultos, lucieron mascarillas y guantes. En algunos casos, incluso, se formaron pequeños grupos de padres celebrando encuentros en plena calle, donde muchos pequeños se cruzaron con sus compañeros de clase, a los que solo veían por videoconferencia. Así, las Ramblas, la avenida Diagonal o, entre otros lugares, el paseo San Juan , han iniciado una esperada recuperación de una vida lo más parecido, en seis semanas, a la normalidad.
Por ejemplo, desde una terraza del paseo de Sant Joan de Barcelona, una de las calles más transitadas este domingo por padres e hijos, se podía observar como una amplísima mayoría seguía los dictámenes oficiales para evitar que el virus se siga propagando. Iba el padre o la madre con uno o dos niños (el máximo permitido era de tres) y trataban de separarse de otros vecinos para evitar el contacto. En cambio, algunas parejas iban juntas y hasta se formaban pequeños grupos que, en otros puntos de la ciudad, y según algunas fotos que han circulado por las redes, se han magnificado. En parques y plazas se han observado abrazos de niños al encontrarse con sus amigos, por lo que a sus progenitores se les ha recordado que el incumplimiento de las normas del estado de alarma podía conllevar multas de hasta 600 euros, o de 601 a 1.500 euros según el grado.
En Madrid, Isabel Miranda informa de que aunque la mayoría de familias cumple las normas, en Ciudad Lineal también se ven padres que han aprovechado el paseo en bici de sus hijos para enfundarse la ropa de deporte y correr. Y otros, familias con al menos dos hijos, que pasean separados por unos metros, de dos en dos. El padre con un hijo, y la madre con otro. «Una hora de paseo no creo que la completemos, no hay mucho que hacer con los parques cerrados», dice Mónica, que va en cabeza de su propia procesión, acompañando a su hijo Marcos, de 11 años. Por detrás va su marido con el segundo vástago. «No hemos bajado ningún tipo de documentación, pero vamos, si nos la piden nos acercamos a casa, está cerca», reflexiona.
ABC, Domingo 26 de abril de 2020

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