KIKO LLANERAS
Buenos días. Hoy vuelvo a dedicar la newsletter al futuro de la crisis del coronavirus. La semana pasada hablé de las medidas más prometedoras y hoy escribo sobre las incógnitas alrededor.
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No
tenemos un plan de salida para esta crisis. Una vacuna o un tratamiento
serían una solución, pero ni podemos darlos por seguro ni llegarán
antes de varios meses. Mientras tanto, para reducir las muertes solo
parece haber dos alternativas: que seamos inmunes o que mitiguemos al
virus periódicamente. En un caso, la propagación del virus se frena de
forma natural (si mucha gente enferma y se consigue inmunidad de grupo) y
en el otro, artificialmente (con confinamiento o medidas sofisticadas
de distancia, test, rastreo).
Pero
el coste de esas salidas no se conoce. No sabemos lo lejos que estamos
de la inmunidad ni qué capacidad tiene cada país para evitar rebrotes. A
continuación repaso las cuatro preguntas fundamentales de los próximos
meses. De sus respuestas depende el éxito —y el precio— de las salidas
provisionales de esta crisis.
🦠 1. ¿Cuánta gente se ha infectado?
Por qué importa. Sabemos que muchos infectados no se
detectan, pero necesitamos saber cuántos. Por dos motivos: 1) para
tener una estimación de cuánta gente podría ser inmune, y 2) para
estimar la letalidad del virus. Todos los cálculos cambian con eso.
España tiene 22.000 muertos, pero no sabemos si se infectó el 30% de la
gente (y la letalidad es del 0,15%), o si solo ha pasado la enfermedad
un 3% (y la letalidad es del 1,5%). El peor escenario es diferente en
cada caso.
- Que hay infectados sin detectar es indiscutible. Una prueba son las cifras de atención primaria: En Castilla y León, que publica la mejor información, el número de pacientes atendidos con “diagnósticos compatibles con coronavirus” triplica al de confirmados con test.
En España los infectados quizás son un 15%. Un estudio de la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres estima que hay un 7,5% de casos sintomáticos (I).
Es un cálculo aproximado a partir de dos cifras con incertidumbre: el
número de muertes (22.000) y la letalidad que se le presupone al virus
(1,4% de tasa de muertes por caso, o CFR por sus siglas en inglés). Si
además asumimos que otra mitad de los infectados no tienen síntomas, el
total rondaría el 15%. Existen estimaciones más bajas, como el 6% de
Imperial College, y otras que elevan la cifra al 18% (I, II).
¿Cuándo tendremos una respuesta mejor? Cuando se publiquen estudios de seroprevalencia como el que anunció el Gobierno y que debería arrancar pronto.
La idea es sencilla: escoges gente al azar y buscas el rastro de
anticuerpos que habrá dejado el virus si han estado infectados. Pero
esos estudios son complejos porque tienes que garantizar que los sujetos
son representativos y luego lidiar con los falsos positivos y negativos
de unos test poco ensayados.
- Sí tenemos resultados de algunos países. En Ginebra (Suiza) se encontró un 5,5% de infectados (I), en Heinsberg (Alemania) un 14% (II) y en Nueva York se habla de un 21% con resultados preliminares (III). Son cifras altas, pero poco sorprendentes en regiones tan afectadas. Como ha explicado Richard Neher, de la Universidad de Basilea, los modelos basados en letalidad dan cifras parecidas para Nueva York (15%), regiones de Suiza (8% en el cantón de Vaud), de Italia (25% en Lombardia) o de Francia (12% en Île-de-France, IV).
Al ser preguntado por estas cifras, el director de la OMS subrayó esta semana que la mayoría de la población mundial todavía es susceptible a la covid-19.
Mencionó el estudio de Heinsberg y calificó el 14% de positivos como
“menor de lo esperado”. Cuando lleguen más estudios estas cifras quizás
se revisen al alza, pero de momento la inmunidad de grupo queda lejos.

🧫 2. ¿Quién se inmuniza y por cuánto tiempo?
Por qué importa. La peligrosidad del virus se
reduciría a largo plazo si pasar la enfermedad nos inmunizase para
siempre, pero parece poco probable. También nos ayudaría una inmunidad
temporal, porque en las regiones donde el virus golpease con fuerza
tardarían un tiempo en volver a sufrirlo.
Lo que suponemos es que habrá cierta inmunidad. Es lo que sugieren los coronavirus más benignos que causan resfriados (I). El mejor resumen para la covid-19 lo ofrece el epidemiólogo de Harvard Marc Lipsitch en 'The New York Times':
“La mayoría de los individuos tendrán respuesta inmune, algunos mejor
que otros. Esa respuesta, debe asumirse, ofrecerá alguna protección a
medio plazo —al menos un año— y después su efectividad podría declinar”.
- ¿Cuándo tendremos una respuesta mejor? No lo sé. Asumo que hace falta tiempo para ver cómo evolucionan los infectados de enero o febrero y estudiar quienes desarrollan una respuesta de anticuerpos. No serán todos necesariamente (I).
Buscar la inmunidad de grupo es mala idea. Para
frenar al virus de esa manera se estima que hace falta que se contagie
el 50% o 60% de la gente (que serían más por inercia). ¿Problema? Si la
letalidad del virus resulta ser del 0,5% o similar, eso supone 100.000 o
200.000 muertos en España. Lo explicaba Carl Bergstrom, de la
Universidad de Washington, en Twitter:
“La inmunidad de grupo sin vacuna requiere un número enorme de
infecciones. El coste en vidas hace esta estrategia insostenible".

🔎 3. ¿Está España preparada para testar y rastrear?
Por qué importa. Es el plan de las próximas semanas:
cuando se relaje el aislamiento, nuestro objetivo será mantener bajo el
número de contagios para evitar rebrotes. Y esa situación continuará
hasta que llegue una vacuna o la inmunidad, quizás de forma intermitente
si el virus nos obliga a restablecer el confinamiento. Sea como sea, para hacer vida normal es imprescindible testar y rastrear.
- España está aumentando su capacidad de diagnóstico. Fernando Simón explicó que estamos haciendo 300.000 pruebas PCR por semana, que triplican las que se hacían hace un mes. Además en muchas comunidades autónomas se hacen pruebas rápidas. No sé decir si eso es suficiente —algunos expertos en EE UU hablan de hacer millones de pruebas semanales—, pero es una mejora.
- Nuestra capacidad de rastrear despierta más dudas. Cuando se detecte un infectado habrá que entrevistarlo y localizar a sus contactos cercanos. Eso exige mantener bases de datos y tener mucho personal colgando del teléfono: España podría necesitar miles de ‘rastreadores’, pero la red de salud pública solo contaba con 500 personas.
Este rastreo es fundamental contra la covid-19. Lo
dicen la mayoría de expertos y la OMS lo recuerda a menudo: los países
deben encontrar todos los casos y “rastrear cada uno de sus contactos”.
¿Por qué? Porque no hay otra forma de adelantarse al virus y evitar los
contagios cuando no hay síntomas. Sabemos que quizás un 40% de los
infectados nunca enferman. Lo hemos visto con los estudios del crucero Diamond Princess, del pueblo italiano de Vo o de los repatriados de China (I).Y esas personas sin síntomas, cuando hacen vida normal, son responsables casi de la mitad de los contagios (II, III).

🩸 4. Cuál es la letalidad real del virus?
Por qué importa. Esto es obvio: necesitamos saber
qué porcentaje de los infectados fallecen porque eso nos dirá el coste
en vidas que tiene cada contagio. Estimar esa proporción, sin embargo,
es más complicado de lo que parece porque exige conocer el total de
infectados.
Un muerto por cada 200 infectados. Las mejores
estimaciones disponibles dicen que mueren alrededor del 0,5% de los
contagiados de covid-19. Eso es lo que llamamos el IFR (la tasa de
muertes por infectados, por sus siglas en inglés). La cifra variará con
la edad o el tratamiento recibido, pero buscamos primero un valor
promedio.
- ¿Cómo se está estimando ese IFR? Los científicos buscan situaciones donde el total de infectados se conoce. En el crucero se testó a todo el mundo y letalidad rondó el 0,5% o 1% (I). También se han usado los estudios de seroprevalencia, que dan cifras del 0,4% en Alemania (II) o del 0,6% en Suiza (III). Y datos de países que testan masivamente, como Islandia, donde la letalidad ronda el 0,56% (IV). Otros trabajos de Imperial College o del Instituto Pasteur dan valores parecidos (V, VI).
Estas cifras quizás parecen bajas, pero no lo son.
Una letalidad del 0,5% significaría que la covid-19 es 10 o 20 veces
más letal que la gripe. Es importante mirar manzanas con manzanas, como explica Lipsitch: “Una comparativa con la gripe estacional sería comparar con un 0,02%”. Es el mismo mensaje que lanza Adam Kucharski,
de la Escuela de Higiene y Medicina Tropical: “Algunos interpretan que
[esa cifra] significa que la covid podría ser similar a la gripe, pero
cometen un error crucial”. El error es que se olvidan de contar todas
las infecciones leves de gripe que no se registran. Según Kucharski, el
30% pasamos la gripe cada año y por tanto su letalidad ronda el 0,035%
en EE UU o el 0,04% en España (I).
Y eso no es todo. Un brote de coronavirus descontrolado tiene
potencial para infectar a muchas más personas a corto plazo: porque es
más contagioso y no existe una vacuna que lo frene.
➕ Para saber más
En la web de EL PAÍS tienes siempre la última hora y los datos actualizados de la curva en España y en Latinoamérica. Además cada día hago un análisis en vídeo sobre las muertes se han producido realmente o la necesidad de tener mejores datos.
EL PAÍS, Domingo 26 de abril de 2020
Imágenes:El País
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