Ir al contenido principal

Qué sabemos y qué no sobre el coronavirus y la grave patología detectada en niños

JOSÉ PICHEL

Los niños son los menos afectados por el covid-19, salta a la vista en las estadísticas de cualquier país desde el comienzo de la pandemia hasta ahora, que apenas reflejan algún caso anecdótico de menores o jóvenes hospitalizados. Por eso, en las últimas horas ha llamado poderosamente la atención una alerta del Servicio Nacional de Salud (NHS) del Reino Unido dirigida a médicos y pediatras británicos acerca de “un aumento aparente en el número de niños de todas las edades que presentan un estado inflamatorio multisistémico que requiere cuidados intensivos”.

Aunque era una comunicación interna para que los profesionales estén atentos y deriven los casos a Urgencias si aprecian síntomas, un tuit de la Paediatric Intensive Care Society (Sociedad Pediátrica de Cuidados Intensivos del Reino Unido) el pasado domingo y una información publicada el lunes por la revista especializada 'Health Service Journal' desvelaron el problema y han generado un gran impacto. Según 'The Guardian', podría haber una docena de niños en la UCI por este motivo.
Los casos se han detectado “en las tres últimas semanas”, según la NHS, y combinan un “síndrome de 'shock' tóxico”, caracterizado por la fiebre y la afectación de varios órganos, y la “enfermedad de Kawasaki atípica”, que es una vasculitis aguda (inflamación de vasos sanguíneos) acompañada de erupciones en la piel y posibles complicaciones en forma de aneurismas (dilatación) en las arterias del corazón. Los parámetros sanguíneos observados coinciden con covid-19, pero algunos casos han dado positivo en la prueba de PCR para detectar el coronavirus y otros, negativo. Una posible explicación para estos últimos es que ya hayan pasado la enfermedad, puesto que pruebas serológicas han detectado la presencia de anticuerpos. El cuadro se completa con dolor abdominal y síntomas gastrointestinales.
La alerta en España
A la vez que aparecía esta información, la preocupación saltaba a España recogida en una alerta de la Asociación Española de Pediatría (AEP) el pasado lunes que añadía detalles de los síntomas, como diarrea, vómitos, taquicardia e hipotensión. Al igual que la NHS, avisaba a los pediatras de la aparición de estos casos, la mayoría “en niños en edad escolar o adolescentes”, que, partiendo de un “aceptable estado general”, pueden “evolucionar en pocas horas hacia un 'shock”; por lo que recomendaba derivarles a centros hospitalarios. Según este documento, al menos Italia, Francia y Bélgica (además del Reino Unido) también han alertado a los profesionales de Atención Primaria.
Aunque era una “información profesional”, rápidamente acabó en las redes sociales y la AEP aclaraba ayer que no hay motivo para la preocupación. “De momento, lo único que se sabe es que se han asociado en el tiempo con la epidemia de covid-19, pero no está totalmente aclarado si tiene una relación causal o no”, asegura Cristina Calvo, portavoz de la AEP, en declaraciones remitidas a Teknautas por esta asociación. Por eso, “queremos transmitir un mensaje de tranquilidad a las familias”, afirma, “conocemos estos casos y se ha alertado a los pediatras de Atención Primaria, que rápidamente pueden derivar a los niños a los hospitales si es necesario”.
En cualquier caso, los pediatras españoles aseguran que “es un cuadro conocido” pero “extremadamente raro e infrecuente”. Según Cristina Calvo, “si estos casos se presentan en nuestro país, también podemos atenderlos sin ningún problema, porque tienen un tratamiento conocido”. Según la AEP, en realidad nada cambia para los padres, porque los síntomas que se describen ya eran suficiente motivo para acudir a la consulta.
“Algunos casos”
Alberto García Salido, intensivista pediátrico en el Hospital Infantil Universitario Niño Jesús (Madrid), confirma que se han producido algunos casos en España y nos remite a la información que ha publicado en su cuenta de TwitterEstán "observando casos", pero “son una gran minoría”. “En nuestro país, tenemos una atención pediátrica excelente que ha permitido capturar a los pocos casos que ha habido muy rápido. Ahora, los profesionales sabemos qué hay que vigilar”, apunta. En general, “los niños están en casa y bien”, según este especialista, que recuerda que correlación no implica causalidad”, así que aún no se puede establecer un vínculo entre coronavirus y este síndrome pediátrico.
Lo mismo opina la Sociedad Española de Infectología Pediátrica (SEIP). La vinculación con el SARS-CoV2 no está demostrada, asegura su secretario, Roi Piñeiro. "El aumento de casos es significativo desde el punto de vista estadístico, es decir, más de lo esperado, pero esto no quiere decir que sea alarmante. Ni mucho menos, que ahora el covid-19 se manifieste de forma muy grave en los niños. Son casos aislados. De momento, nada más", añade.
En la rueda de prensa diaria, el director del Centro de Emergencias y Alertas Sanitarias, Fernando Simón, explicó que, por el momento, no hay información suficiente sobre este tema. “Es un síndrome que se está viendo en algunos niños, algunos de ellos parecen haber estado infectados previamente con el coronavirus y otros no. Por lo tanto, es complicado hacer una valoración de su asociación”, declaró.
En opinión de Simón, sería necesario realizar un estudio para ver si ha habido un incremento de este tipo de patología con la irrupción de la epidemia y “si la proporción de infectados con coronavirus es superior a lo que podríamos esperar en la población infantil o no”, porque “el síndrome de Kawasaki es antiguo y conocido”, recordó. No obstante, “si los pediatras lo han detectado y están preocupados, obviamente hay una posibilidad de que haya algo detrás”, apuntó.
La enfermedad de Kawasaki
Lo cierto es que aparte de las experiencias particulares de los pediatras, no hay evidencias documentadas sobre la posible relación entre el covid-19 y la enfermedad de Kawasaki. Hasta el momento, solo se ha publicado un estudio de un solo caso, registrado en Estados Unidos, y además es un 'preprint' (publicación que aún no ha sido revisada por otros expertos): un bebé de seis meses que fue ingresado y diagnosticado de la enfermedad de Kawasaki también dio positivo por covid-19 con “fiebre y síntomas respiratorios mínimos” y fue dado de alta a las 48 horas.
Según José María Lloreda, pediatra hospitalario, se trata de “un caso de Kawasaki normal”. En ese sentido, no habría que descartar la posibilidad de que simplemente sea una coincidencia, dado el bajísimo número de casos registrados. “En la enfermedad de Kawasaki, un 5% de los casos debutan con 'shock' cardiaco como el que se ha descrito”, destaca.
Aunque hayan dado positivo para covid-19, hay que tener en cuenta de “probablemente haya miles y miles de asintomáticos que tienen coronavirus. Curiosamente, “hace unos 15 años, asociaron el Kawasaki con otro coronavirus humano”, el HKU1 o coronavirus de New Haven, “hasta que científicos de Japón, que es donde más casos de Kawasaki hay del mundo, demostraron que era casualidad”, apunta.
La Asociación Española de Pediatría publicó en 2018 un documento de consenso sobre el diagnóstico, tratamiento y seguimiento cardiológico de la enfermedad de Kawasaki, según el cual “se desconoce la incidencia general” de esta patología en España, aunque ofrecía algunas referencias: un estudio realizado en Cataluña la hacía equiparable a la que tiene el Reino Unido (ocho casos por cada 100.000 niños menores de cinco años) en el periodo entre 2004 y 2013. En cambio, en otros continentes es más elevada (265 casos en Japón en la misma franja de población y 25 en EEUU).
 “La incidencia de la enfermedad de Kawasaki es muy baja, y también muy variable entre diferentes países y no sabemos por qué”, apunta Piñeiro. “Tampoco se conoce la causa. Por ello, desde la primera descripción, en 1967, se ha vinculado a numerosos microorganismos, incluso vacunas, sin poder confirmar en la actualidad ninguna de las hipótesis sobre la etiología”, agrega.
El supuesto incremento de casos que parece haberse objetivado durante las últimas semanas “podría ser debido al SARS-CoV2, al confinamiento o a que no haya empezado todavía la temporada de la Fórmula 1”, bromea. Es decir, “no conviene precipitarnos en las conclusiones si aún no tenemos las respuestas a las preguntas básicas. Es absurdo e innecesario preocupar a los padres sin necesidad”.
Lo que sí se sabe sobre covid-19 en niños
En ese sentido, y teniendo en cuenta todas las dudas que genera esta situación, muchos profesionales de la pediatría han mostrado su preocupación por cómo se está difundiendo esta información. “Han creado una alarma injustificada por los escasos datos que hay. Yo he visto en mi vida algunos casos de Kawasaki graves, pero eso ya estaba descrito”, asegura Lloreda.
“No tiene sentido que esta información llegue a la población general cuando todavía hay tantas cosas que desconocemos. Hace falta más prudencia, en todos los ámbitos, incluidos los medios de comunicación y los propios científicos, señala Piñeiro.
A pesar de esta alarma, tal y como recogen todos los estudios poblacionales, “los niños siguen siendo los menos afectados por el SARS-CoV2 aunque los científicos no sepamos explicar el motivo”, afirma el secretario de la SEIP. Por eso, considera que el mensaje para los padres es “que sigan las recomendaciones dictadas por el Gobierno, que mantengan la calma” y que “no dejen de acudir al pediatra para vacunar a sus hijos, sobre todo hasta los 15 meses de vida”.
EL CONFIDENCIAL, Miércoles 29 de abril de 2020

Comentarios

Entradas populares de este blog

«Los buenos modales no están de moda, pero es imprescindible recuperarlos»

FERNANDO CONDE Hoy en día es frecuente enterarte por los medios de noticias relacionadas con la falta de respeto, el maltrato, el acoso, etc. Podemos observar muchas veces la ausencia de un trato adecuado a los ancianos, la agresividad incontrolable de algunos hinchas de fútbol; la poca estima a la diversidad de opiniones; la destrucción del medio ambiente; el destrozo del mobiliario urbano y un largo etcétera que conviene no seguir enumerando para no caer en el pesimismo que no conduce a nada y el problema seguirá ahí. Un problema que podríamos resumir en que se ha ido perdiendo el valor de la dignidad humana en general. Los modos para alcanzar la felicidad, siempre deseada, se apartan de las reglas y normas de conducta más elementales de convivencia colectiva que han acumulado las culturas y los pueblos a través de los siglos. La idea de que «la dignidad empieza por las formas» que resume este artículo es una afirmación bastante cierta, porque la forma, no pocas veces arrastr

Qué le pasa a tu bebé cuando dejas que llore sin parar

  GINA LOUISA METZLER Muchos padres creen que es útil dejar llorar a su bebé. La sabiduría popular dice que unos minutos de llanto no le hacen daño, sino que le ayudan a calmarse y a coger sueño. Se trata de la técnica de la espera progresiva , que fue desarrollada por el doctor Richard Ferber, neurólogo y pediatra de la Universidad de Harvard en el hospital infantil de Boston (Estados Unidos) , y que sigue utilizándose en la actualidad en todo el mundo. Casi nadie sabe en realidad lo que ocurre a los bebés cuando siguen llorando, pero las consecuencias físicas y psíquicas podrían afectarles toda su vida. Cuando un bebé llora sin que sus padres lo consuelen, aumenta su nivel de estrés , ya que, a través de su llanto, quiere expresar algo, ya sea hambre, dolor o incluso necesidad de com

¿Qué hay detrás de las mentiras de un niño?

ISABEL SERRANO ROSA Los niños no son mentirosos, pero mienten . Lo hacen cuando tienen algo que decir o que aprender. Hasta los cuatro años, con sus historietas sorprendentes, quieren narrarnos su mundo de fantasía. Somos la pantalla en la que proyectar su película. Entre los cuatro y los siete años construyen su mini manual de moralidad con ideas muy sencillas sobre lo que está bien y mal, basado en sus experiencias "permitido o no permitido " en casa y en el colegio. Con su gran imaginación, las mentiras son globos sonda para saber hasta dónde pueden llegar. Entre los ocho y los 12 años la realidad se abre camino y la fantasía se vuelve más interesada.  El pequeño pillo de nueve años desea ser bueno, pero se le escapan las trolas por el deseo de gustar a los demás, ocultar alguna debilidad o evitar castigos. En general, mienten a sus crédulos coetáneos o, por el contrario, les escupen a la cara alguno de sus descubrimientos del trabajo de campo que significa crecer.