ENTREVISTA | Badiola, sobre nuevas olas de COVID: "Vamos a pasar un buen verano. Habrá algún brote, pero pequeño"
AFRICA ALBALÁ
Después de más de tres meses de un estado
de alarma sin precedentes, que ha mantenido confinada a la población en unas
condiciones inimaginables hasta el pasado marzo, España se adentra en
la 'nueva normalidad'. Y al hacerlo, deberá encarar multitud de
incertidumbres. La evolución de los rebrotes, la hipotética segunda ola de la
pandemia, la reactivación de la economía, la reapertura de las fronteras... son
solo algunas de las inquietudes a las que tendrá que hacer frente en los
próximos meses.
Para entender cuáles son las dificultades
a las que deberá hacer frente España en los próximos meses, el catedrático y
director del Centro de Encefalopatías y Enfermedades Transmisibles Emergentes
de la Universidad de Zaragoza, Juan José Badiola, responde unas
preguntas a 20minutos.
¿Cómo valora la entrada en la 'nueva
normalidad'?
Tengo la idea clara de que en este momento
estamos en una fase de remisión de la epidemia y considero que es
importante que la gente pueda recuperar su libertad después de tres
meses, que han parecido tres años. Para que funcione bien y evitar futuros
problemas habrá que apostar por la detección precoz y el posterior rastreo de
los contactos de los contagiados. Además, será clave poner barreras:
distancia de seguridad, mascarillas y lavado de manos
Una vez terminado el estado de alarma,
¿qué piensa de la gestión que el Gobierno ha hecho de la pandemia?
Se podría haber manejado mejor, pero que
no habría sido fácil. Es sencillo decirlo 'a posteriori'. Creo que se reaccionó
un poco tarde, el Gobierno no tuvo asesores que fueran conscientes de que
la epidemia estaba aquí ya. Debieron cerrar municipios donde hubo brotes y
cancelar manifestaciones, actos políticos, partidos de fútbol... Pero tuvieron
miedo de tomar esa decisión, que habría sido acertada, pero muy criticada.
No obstante, el confinamiento ha sido el mejor de los remedios y ha permitido
doblegar la pandemia. Además, la coordinación con las comunidades ha sido buena
y la desescalada se ha hecho bien.
¿Cree que se producirán brotes este
verano?
Podría haber algún brote en verano, pero,
si los hay, van a ser limitados. No descarto que pudiera surgir alguno en la
costa, en algún alojamiento, pero los hoteles han tomado muchas precauciones y
las playas están aplicando muchas medidas. Además, este virus no vive
bien en ambiente salino. Vamos a pasar un buen verano; habrá algún
brote, pero será más bien pequeño.
¿Y en otoño? ¿Habrá un gran rebrote?
Yo no espero un gran brote inminente en
junio o julio, no espero un brote llamativo; sobre todo si se presta atención a
los puntos calientes para una detección precoz. Que haya un rebrote en otoño
dependerá de los reservorios que queden en España (puntos donde no se haya
informado bien) y de la gente que llegue de fuera. No obstante, es posible que,
para entonces, el virus esté atenuado y se hayan encontrado
tratamientos.
¿Ve probable que vuelva a producirse un
confinamiento como este?
Yo veo muy difícil que haya que volver a
encerrarse, salvo que ocurriera una situación muy grave. Esté el Gobierno que
esté, no se atrevería a tomar una medida tan drástica. Tal vez
pueda haber aislamientos puntuales. El estado de alarma se estableció no solo
en función del ritmo de contagios, sino por el sistema sanitario, que no daba
abasto. Ahora está mucho mejor preparado y los médicos conocen mejor el virus.
¿Dónde cree que hay que poner el foco para
evitar rebrotes?
Los hospitales, los centros de salud, las
residencias de mayores, los mataderos y los temporeros son los principales
puntos calientes. Y, por supuesto, los aeropuertos, que van a suponer
el mayor riesgo para el futuro. Si se produce una segunda oleada, tal
vez podría partir de un reservorio en España, pero el mayor peligro llegará de
países con más contagios. O se controla eso o tendremos una renovada
presencia del virus. Las epidemias van a venir por vía aérea.
¿Qué habría que hacer para controlar la
llegada de turistas?
En el caso de los viajeros que vengan de
Europa, donde se han aplicado unas medidas similares a las españolas, bastaría
con la termografía, un control de dónde van a estar y recordarles cuáles son
las normas básica. Para quienes vengan de zonas con más contagios, como en
estos momentos América, deberían llegar con un certificado que acreditase que
en los días anteriores se hicieron una PCR en origen con resultado
negativo. Si no lo presentan, se les tendría que realizar aquí y esperarían
confinados en el alojamiento. En el caso de dar positivo, habrían de pasar una
cuarentena aislados.
Buena parte de los rebrotes se han
producido en mataderos, ¿a qué se debe?
Son lugares fríos y eso favorece la
transmisión del coronavirus, que está más activo así. Además, hay circulación de
agua y cambios de temperatura, lo que crea una niebla de gotitas cargadas de
virus que permanecen más tiempo en el aire. También se trabaja en cadena y eso
dificulta mantener la distancia de seguridad. Y se habla alto, lo que produce
una salida más eficaz de dichas gotitas. Un factor exógeno que aumenta los
contagios es que los trabajadores no viven en las mejores condiciones y muchas
veces están hacinados. Se podría solucionar con un análisis frecuente a los
empleados mediante PCR.
¿Y en el caso de los temporeros, que
también son otro foco?
Los principales motivos que los convierten
en un posible origen de contagios son la ausencia de distancia de seguridad, la
falta de mascarillas y, de nuevo, las condiciones de las viviendas en
las que residen, muchas veces cuestionables. Los empresarios que
los contratan deberían construir casas apropiadas, casas dignas, y no permitir
que haya 20 personas en casas de 3.
20 MINUTOS, Lunes 22 de junio de 2020
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