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Si haces esto con tu mascarilla podría ser peligroso

A.N

Aunque en los últimos tiempos nos hemos acostumbrado a llevar la mascarilla cada vez que salimos a la calle, todavía no nos hemos hecho a ello del todo. Bien es cierto que desde hace muchos años es una práctica común llevarla en Asia, ya sea para evitar la alergia que puede provocar el polen en primavera o para no contagiar de cualquier enfermedad (no tiene por qué ser el coronavirus) al resto de personas con las que te juntas. En Occidente, sin embargo, es algo nuevo, y todavía tenemos que perfeccionar nuestra técnica.

Por eso todavía cometemos errores de principiantes. Mientras escuchamos que es bastante probable que en el futuro tengamos que viajar en avión o ir al cine sin poder quitárnosla en ningún momento, hay personas que la usan con la nariz por fuera (lo cual es como no llevarla, porque lo fundamental es proteger las mucosas. Por ello algunos expertos recomiendan incluso usar gafas para proteger los ojos) o que incluso deciden ponérsela para hacer deporte, lo cual, según los estudios, es muy peligroso porque el dióxido de carbono que expulsas al respirar se queda en la mascarilla. A medida que pasas del ejercicio moderado al intenso, es posible que vuelvas a respirar dióxido de carbono, lo que puede reducir la función cognitiva y aumentar la frecuencia respiratoria. Ya se han registrado casos en China de jóvenes que han fallecido mientras hacían ejercicios obligatorios de gimnasia con mascarilla.

Pero no hace falta centrarse en el ejercicio físico, probablemente estés cometiendo un error del que no te has percatado cuando llevas la mascarilla en la calle. Es un fallo bastante frecuente y, sin embargo, debes evitar cometerlo. Si bien las investigaciones han descubierto (pese a las contradicciones de la OMS) que las mascaras ayudas a controlar la propagación de COVID-19, toser repetidamente en ellas podría hacerlas menos seguras, informa 'Best Life'.

Un nuevo estudio, realizado por investigadores de la Universidad de Nicosia en Chipre, utilizó modelos informáticos para demostrar hasta qué punto las gotas podían ser expulsadas de las máscaras al toser. Incluso durante los ataques de tos más leves, esas gotas podían llegar hasta un metro. Los responsables de la investigación explicaron que eso se debe a la presión del aire que se acumula dentro de la máscara entre la tos. "Aunque las máscaras reducirán la transmisión de gotas, no debemos ignorar que se seguirán expulsando algunas gotas lejos de la máscara", escribieron los investigadores. "La conclusión es que el distanciamiento social sigue siendo esencial cuando uno se enfrenta a una pandemia en evolución".

También es interesante mencionar que, como señalaron los autores, las gotas que viajaban más lejos eran de un tamaño más pequeño en comparación con las que provenían de una persona que no llevase mascarilla. Pero todavía no hay consenso científico sobre si el tamaño de las gotas las convierte en menos infecciosas.

Con esto no estamos diciendo que te aguantes la tos cuando venga un acceso hasta que te pongas rojo y te desmayes. Como es lógico, los investigadores señalaron que usar una mascarilla sigue siendo mucho más efectivo que salir sin protección de ningún tipo. Los recubrimientos faciales disminuyen y acortan la distancia que pueden viajar las partículas virales y sin ellos, las gotas viajan el doble de distancia. Lo único que queda es, siempre que puedas, toser en el codo tal y como nos previnieron al principio de la epidemia, e intentar guardar la distancia de seguridad siempre que sea posible.

EL CONFIDENCIAL, Lunes 22 de junio de 2020

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