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Gestionar la incertidumbre infantil por la pandemia dependerá de los padres

EFE

Los niños han sufrido «muy radicalmente» un cambio en sus vidas por la pandemia, que les ha generado «incertidumbre y frustración« y ahora dependerán de lo que les transmitan sus padres para salir favorecidos o muy perjudicados de esta crisis sanitaria.

Así lo advierte a EFE la psicóloga valenciana Nika Vázquez Seguí, experta en violencia de género en la Asociación «No más violencia de género José Antonio Burriel», que además es coordinadora y docente de cursos sobre Inteligencia Emocional en el Colegio Oficial de Psicólogos de la Comunidad Valenciana, la Universidad de Valencia y la Escuela Balear de Administración Pública (EBAP), entre otros.

Vázquez, autora de «Aporta o aparta« y el reciente «Te quiero, ¿y ahora qué», reconoce su preocupación ante el desarrollo emocional de los niños a raíz de la crisis del coronavirus y reflexiona sobre las consecuencias que la pandemia ha tenido a nivel psicológico, cuando el mundo de repente se ha detenido y ha cambiado nuestro estilo de vida »de manera radical« para obligarnos a vivir «muy al día».

Esto genera miedo e incertidumbre, asegura la psicóloga, sobre «qué podré hacer». La libertad establecida por unas normas es «más fácil de gestionar», añade, ya que «puedes estar más o menos de acuerdo» con el orden preestablecido y desarrollar tu pensamiento crítico.

Pero «si no se sabe lo que va a pasar, se genera un sentimiento de miedo e indefensión, de duda: ¿qué hago, qué no hago? ¿no hago nada y me espero?«, unos pensamientos que desembocan en una »indefensión aprendida« que lleva a las personas a que »se paralicen y no sepan hacia dónde tirar«.

Durante el estado de alarma Nika Vázquez Seguí ha continuado atendiendo a sus pacientes de manera telemática y ahora también tiene consultas nuevas que plantean: «No he estado bien, y quiero estar bien porque no sé lo que vendrá».

Se repite en sus pacientes un patrón de insomnio, de sueños alterados e interrumpidos, y además un estado de anhedonia -incapacidad de experimentar placer o pérdida de interés- porque se está «triste y sin ganas de hacer nada».

Durante el primer mes y hasta Pascua, según la especialista, «la gente estaba bien», los ánimos estaban muy altos, mucha gente tenía la sensación de estar en una especie de «vacaciones», pero después de ese periodo «vino un bajón, afloraron los nervios y se sumó la incertidumbre de que todo era temporal porque la logística diaria iba cambiando con las fases».

Ahora con el verano y la entrada en fase 3, con una ampliación de la libertad de movimiento y relaciones sociales, la gente podrá mejorar su humor, pero el temor de la psicóloga apunta al otoño o el inverno, porque «el estado de ánimo volverá a caer«.

En el caso de los niños, su situación personal y su entorno cambiaron «muy radicalmente», y Vázquez Seguí muestra su preocupación por el desarrollo emocional de los más pequeños, porque «necesitan tocar y manipular, necesitan contacto con sus iguales» y «si sienten que los padres tienen tensión, miedo e incertidumbre, ellos lo absorben».

Perciben la situación como «muy tensa» y son los padres los que deben enseñarles cómo vivir en la incertidumbre y en la frustración, y si son capaces de guiarles en la toma de decisiones dentro de unas condiciones tan desfavorables, los niños «saldrán muy favorecidos».

En este sentido ha señalado que la generación de jóvenes en torno a los 20 años tienen «un nivel de frustración muy bajo» y ahora a esta generación «hay que ayudarles» a vivirla bajo otros parámetros.

«Los padres, los tutores y la sociedad en general tenemos que enseñarles a vivirlo de otra manera».

Nika Vázquez Seguí colabora en la sección Apoyo Psicológico virtual en la Fundación Eduard Punset y presta apoyo psicológico a pacientes con enfermedad oncológica en el Servicio de Hematología del Hospital La Paz de Madrid, el Servicio de Hematología del Hospital La Fe de Valencia, y el Servicio de Oncología y Hematología del Hospital Doctor Peset de Valencia.

ABC, 23 de junio de 2020

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