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La crema solar no es suficiente: así debes tomar el sol para proteger bien tu piel

FRAN SÁNCHEZ BECERRIL


El verano está al caer, las temperaturas están ascendiendo en toda España y la ropa acordándose. La temporada de playa y piscina ya se puede tocar con la punta de los dedos –aunque este año de una forma peculiar– y con ella la larga exposición al sol.

Durante todo el año nos exponemos a la radiación solar de manera inconsciente, pues esta recae sobre nosotros al hacer deporte, al caminar por la calle o simplemente mientras esperamos el autobús. Al llegar el verano nos exponemos conscientemente a la radiación ultravioleta de tipo A y de tipo B (las que consiguen traspasar la capa atmosférica) para coger ese tono dorado en la piel. Pero debemos tener mucho cuidado cuando tomemos el sol para no dañar nuestra piel; y no, no solo basta con echarse crema.

El dermatólogo Ángel Pizarro explica a El Confidencial que para alcanzar con una crema solar el índice de protección que marca el envase hay que emplear 2 mg por cm2 de piel. En un adulto eso implica unos 25 ml en todo el cuerpo cada vez. Y cada dos horas como máximo habría que reaplicarla de nuevo. Es decir, que si estamos por ejemplo 8 horas al sol deberíamos consumir en torno a 100 ml de crema en un solo día, la mitad de un envase normal, que suele tener 200 ml. “Y eso, de entrada, no suele hacerlo nadie”, señala el especialista, que también es Jefe de la Unidad de Prevención y Diagnóstico Precoz de Melanoma en la Clínica Dermatológica Internacional.

Pero no solo eso, sino que “no estaría exento de algún riesgo potencial por la absorción de algunos de los componentes de las cremas aplicadas en dosis tan elevadas, como se ha demostrado en estudios muy recientes llevados a cabo por investigadores de la FDA norteamericana”.

Es mejor evitar exponernos muchas horas. Pero si es inevitable la mayor parte del tiempo debemos protegernos con ropa y sombrero

Por ello el dermatólogo señala que “es mejor evitar exponernos muchas horas al sol cada día. Y si inevitablemente lo tuviéramos que hacer, parte del tiempo protegernos con cremas pero una parte superior del tiempo protegernos simplemente con ropa y gorra o sombrero.

Las cremas son un complemento para la protección solar, dependiendo de las actividades que estemos desarrollando en cada momento, pero nunca deben ser la única opción de protección solar”, aclara.

La regla de la sombra

Un truco sencillo “orientativo” para saber cuándo existe mayor riesgo de sufrir una quemadura solar es mirar nuestra sombra. Si la que proyectamos supera nuestra altura, indica que los rayos del sol inciden de forma tangencial y no deberían ser peligrosos. Pero si la sombra es más corta que nosotros la radiación solar es más directa y tenemos más riesgo de quemarnos.

En este sentido, el especialista señala que pueden ser de utilidad sencillos utensilios como el Uvilisco desarrollado en el Laboratorio de Fotobiología Dermatológica de la Universidad de Málaga, que de una manera sencilla nos permite visualizar el nivel de riesgo según avanza el día, y es fácil de instalar en patios de colegio o piscinas públicas y comunitarias.

Qué ropa debes utilizar

La ropa –ya sea en la playa o en la terraza de un bar– es una gran aliada para evitar quemarse, pero tenemos que tener en cuenta varios factores: “Lo fundamental es la densidad de la trama del tejido y su color”. “Un tejido más denso y de color más oscuro protege mejor, a cambio de darnos más calor. La ropa de lino clara sería obviamente una mala elección en este sentido, aunque en otro contexto sea óptima”, explica el dermatólogo.

Respecto a los colores claros, el especialista explica que reflejan más la radiación, pero parte de esa reflexión se acaba produciendo también hacia dentro cuando la trama del tejido es ligera, "y parte de esa luz alcanza nuestra piel". En cuanto al color oscuro, absorbe más la radiación y acaba penetrando menos. Así que hay que buscar un equilibrio entre protección frente a la luz solar y frente al calor, además de cuestiones estéticas o funcionales de la ropa elegida.

Para personas que vayan a pasar un tiempo muy prolongado al sol es aconsejable elegir ropa elaborada con tejidos especialmente diseñados para ello”, aconseja. “También hay algunos detergentes, aún de uso limitado en nuestro medio, que aumentan la capacidad de protección solar de nuestra ropa tras el lavado. No obstante estas cuestiones hay que verlas con cautela, tanto en lo que respecta a su eficacia como en lo que respecta a su impacto medioambiental. Hay mucho que investigar en este campo”, añade el especialista en dermatología.

Evita la ropa mojada

También debemos tener cuidado cuando salgamos del agua e intentar pasar el mínimo tiempo posible con el traje de baño mojado expuestos al sol, ya que “la ropa mojada permite que llegue más radiación ultravioleta a nuestra piel”.

“Además, la humedad mantenida, especialmente en zonas de pliegues como axilas, ingles o zona submamaria, puede favorecer la irritación de la piel y la infección, sobre todo por hongos”, añade.

Toldos y sombrillas

Los toldos en las terrazas y las sombrillas en las playas deben ser tus grandes aliados si quieres que tu piel no sufra. Para el dermatólogo son altamente recomendables”.

Si vamos a estar un tiempo prolongado en la playa o la piscina, mejor que buena parte de ese tiempo estemos debajo de un toldo o una sombrilla. Así reduciremos la necesidad de usar repetidamente cremas solares y disminuiremos el riesgo de quemadura. “Pero no debemos olvidar que su protección no es absoluta, aclara.

“Por una parte, dependiendo del tipo de tejido, filtrarán más o menos luz. Por otra parte no evitan la luz reflejada por ejemplo desde la arena de la playa. A una persona con la piel muy sensible le aconsejaría ponerse crema solar aunque pase buena parte del tiempo debajo de la sombrilla”, apunta el especialista.

Asimismo añade que “lo que ocurre es que la cantidad de crema a aplicar y la necesidad de reaplicación serán menores si está buena parte del tiempo debajo de la sombrilla que si está todo el rato al sol. En cualquier caso, al final del día uno ve cómo tiene la piel y más o menos sabe cómo le ha ido, y lo que debe hacer al día siguiente. Si hay rojez o algo de escozor en las zonas expuestas, es obvio que al día siguiente deberá ir con mucho más cuidado y protegerse mejor”.

Medidas de seguridad para tomar el sol

Las grandes preguntas que muchos se hacen año tras año es cuánto tiempo pueden estar expuestos al sol y qué medidas de seguridad deben seguir para no dañar su piel, pero “no hay una respuesta concreta”. El especialista explica que depende de muchos factores: el tipo de piel, el fototipo, la edad, la época del año, la hora del día, y la latitud, entre otros.

Considerando también el efecto beneficioso de tomar algo de sol para producir vitamina D, el doctor Pizarro señala que 10 a 15 minutos de sol todos los días, hacia las 11-12 de la mañana o las 5-6 de la tarde, en casi todo el cuerpo y sin protección ninguna son beneficiosos y con mínimos riesgos, salvo si se padece alguna enfermedad con fotosensibilidad o con alto riesgo de cáncer de piel”. El resto del tiempo mejor buscar la sombra o protegernos con la ropa o con cremas solares. “Y en torno del mediodía es mejor siempre evitar el sol”, añade.

A veces se menciona, en relación con la producción de vitamina D, el exponer esos minutos al sol a la piel de nuestra cara y nuestras manos, pero yo creo que eso es un error, porque esta es la piel más dañada de forma crónica por el sol”, aconseja.

En la cara mejor ponerse siempre protección solar si uno va a estar un rato al sol, y que la vitamina D se produzca en el resto de nuestra piel. Por otra parte, en personas con pieles muy sensibles o con alto riesgo de cáncer de piel puede ser preferible dar suplementos orales de vitamina D y evitarles tener que tomar algo de sol para producirla”, concluye.

EL CONFIDENCIAL, Domingo 14 de junio de 2020

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