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Alemania reabre piscinas con nuevas reglas dentro y fuera del agua

MARÍA PAZ LÓPEZ

El clima desapacible el lunes en Berlín no arredró en absoluto a los nadadores anhelantes. La ­desescalada en Alemania ha llegado a las piscinas al aire libre –las piscinas cubiertas continúan cerradas hasta nueva orden–, con estrictas reglas de higiene antivirus y con controles de acceso para evitar gente junta, que auguran una modalidad de natación y ocio más pautada a la que habrá que acostumbrarse.

En Berlín reabrieron ayer las piscinas a cielo abierto –en realidad, sólo cuatro lo hicieron; la mayoría están con los preparativos–, después de que Renania del Norte-Westfalia inaugurara la reapertura el pasado miércoles. Otros länder, entre ellos Brandemburgo Sajonia, harán lo propio a lo largo de esta semana; y otros esperan a junio o aún no han tomado una decisión.

Desescalada desigual

Funcionan solo piscinas al aire libre y en algunos länder; siguen cerradas las piscinas cubiertas

Después de dos meses de cierre, la gente tenía hambre de nadar; es lunes, estamos a 13 grados, llueve a ratos, ¡y la piscina está llena!”, dicen Peter y Silvia Suzkow, un matrimonio jubilado que acudió ayer al complejo de piscinas berlinés de Wilmersdorf.

Llena, admiten los Suzkow, es una manera de hablar, porque en la nueva normalidad con el coronavirus aún activo, una piscina llena no es una piscina llena como las de antes. Ahora surgen nuevas reglas, que probablemente se quedarán durante largo tiempo.

Para empezar, en Berlín la empresa pública que gestiona las piscinas al aire libre anuló los abonos anuales y las tarifas especiales, e instituyó un precio único de entrada: 3,80 euros. Para evitar colas y organizar el acceso, en esta inusual temporada de baño los usuarios deben comprar la entrada por internet para una de las tres franjas horarias en que ha sido dividida la jornada: de 7 a 10 horas, de 11 a 15 horas, y de 16 a 20 horas. Los espacios de tiempo intermedios son para que el personal pueda limpiar y desinfectar.

Franjas horarias y tickets solo por internet

Pese al cielo encapotado, la lluvia y la fresca temperatura, se agotaron los tickets a la venta para ayer en alguna franja horaria; en otras quedó hueco de sobra.

Con las nuevas normas dentro de la piscina para guardar las distancias no es fácil; yo soy un nadador más bien rápido, me cuesta estar pendiente de quién está delante y detrás; hemos mirado un poco a ver qué tal, y al final nos vamos”, explica Peter, conformándose. “Cuando haya más piscinas abiertas, la gente podrá repartirse más”, barrunta Silvia.

En el recinto, flechas y palabras recién pintadas en el suelo indican a los bañistas la ruta hacia el borde de la piscina, previo paso por las duchas exteriores; y otras flechas y palabras señalan por donde marcharse para no topar con los que llegan. No se ha estipulado un aforo concreto dentro del agua –que, por fortuna para el día que hace, está a 25 grados–, sino que los socorristas vigilan que la piscina no se llene de gente.

Los ocho carriles se han convertido en cuatro carriles más anchos; los dos del medio son para nadadores veloces, y los de los lados para los más lentos. Dentro del agua hay que mantener una distancia interpersonal de 1,5 metros –igual que fuera, y en la sociedad en general–; y se nada en círculo dentro del carril avanzando siempre por la derecha. No está permitido adelantar, salvo apartándose hasta el borde. “Pero siempre hay un nadador que te viene de cara, en la práctica adelantar no es posible”, suspira Peter Suzkow.

Más reglas: en el césped, la distancia entre grupos de personas debe ser de 5 metros. Como en los restaurantes, también las piscinas deben conservar nombre y contacto de los usuarios –los datos quedan registrados en la compra online del ticket– para que, si se detecta una infección, se pueda localizar a los otros bañistas y cortar la cadena de contagios. La Agencia Alemana del Medio Ambiente (UBA, por sus siglas en alemán) ha señalado que el cloro usado como desinfectante en las piscinas debería ser factor suficiente para inactivar el virus.

En esta fase de desescalada en Alemania –y pese a que ha habido dos notorios brotes en una iglesia bautista en Frankfurt y en un restaurante en Leer (Baja Sajonia)–, los contagios de coronavirus se van reduciendo. El Instituto Robert Koch (RKI), organismo encargado de vigilar la pandemia, sumaba ayer 178.570 casos –de los que en torno a 161.000 son personas que ya se han curado–, y 8.257 muertes. Pero los virólogos llaman a no confiarse y alertan de una posible segunda oleada.

Para mayor precaución, en las piscinas de Berlín las duchas interiores y los vestuarios están cerrados; pero en el caso de estas piscinas de Wilmersdorf la autoridad sí ha autorizado el uso del vestuario. La perplejidad es doble. A falta de vestuario, ¿habría que quitarse el bañador mojado a la vista de todos, o ponerse encima la ropa seca y resignarse a volver así a casa? Por otra parte, el vestuario de mujeres autorizado en que nos hallamos es más bien exiguo. Todas nos esforzamos en guardar la distancia de 1,5 metros, y algunas esperan fuera, pero ¿qué pasará en verano, cuando el calor y las vacaciones hagan que la gente llene completamente las franjas horarias? Curioso: en las piscinas de Renania del Norte-Westfalia, los vestuarios sí están todos abiertos y disponibles.

Ha sido estupendo; yo solía nadar tres veces por semana, y por fin ha sido posible volver”, dice una doctora de 30 años que prefiere no dar su nombre. ¿Las nuevas reglas aguantarán? “Veamos cómo evoluciona la situación en Alemania, cómo se van relajando las medidas de restricción, y hasta cuándo hay que mantener las distancias –reflexiona–. También cuando abran las otras piscinas, la gente se repartirá más”.

En el mundo precoronavirus acudían al complejo de piscinas Rüngsdorf de Bonn (Renania del Norte-Westfalia) en un día caluroso unas 4.000 personas; y la semana pasada, en que reabrió, fueron admitidas 500 en cada ventana horaria. La competencia por hacerse un hueco en las franjas horarias disponibles promete ser dura cuando llegue el calor.

LA VANGUARDIA, Martes 26 de mayo de 2020

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