¿Son necesarios los guantes para salir a la calle en la desescalada? ¿Cuándo debemos utilizarlos realmente?
Muchos ciudadanos y
ciudadanas ya recurrían a la utilización de material sanitario — quienes
disponen de ello — en sus actividades diarias (sobre todo en espacios con
aglomeraciones de gente) para evitar posibles contagios, antes incluso de que
el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, decretara el uso obligatorio de las
mascarillas en el transporte público. Sin embargo, la Sociedad
Española de Medicina Preventiva, Salud Pública e Higiene (Sempsph) ha
desaconsejado a través de un comunicado el uso de los guantes en determinadas
ocasiones, ya que no siempre son necesarios y no resultan tan efectivos como
parece.
No son los únicos. Desde el inicio del brote del virus del covid-19 en el mundo, la Organización Mundial de la Salud (OMS) siempre ha sostenido que el uso de este material en personas que no están contagiadas resulta ineficaz como medida de protección. También Amesh Adalja, investigador del Centro de Seguridad de la Salud de la Universidad Johns Hopkins (Estados Unidos), sostenía que al final, usar erróneamente los guantes solo servía para acabar enfermando porque "no son un sustituto de lavarse las manos" y "si llevas guantes, no te lavas las manos".
Desde Sempsph señalan que el uso de guantes "por parte de la población general" no es aconsejable porque no supone una "protección adicional" al lavado de manos, tal y como defendió el doctor Adalja. "Incluso, puede incrementar las posibilidades de transmisión de la enfermedad entre personas o a partir de superficies potencialmente contaminadas", agregan. El Ministerio de Sanidad, por su parte, comparte la misma opinión
Además, argumentan que
no son necesarios porque no son instrumentos efectivos contra el covid-19. ¿En
qué sentido?: "El virus no puede penetrar en la piel sana y, por tanto, no
es posible la transmisión de la enfermedad de esta manera, siendo innecesario
tener una capa adicional de protección con el uso de guantes". No
solo eso, sino que los profesionales también resaltan que los guantes pueden
tener las mismas posibilidades de contaminarse que la piel y, para evitar un
posible contacto con este material en caso de estar infectado, hay que saber
quitárselos de forma adecuada. Lo que nos lleva al siguiente punto.
¿Estamos usando bien
los guantes?
En la opinión de los profesionales en Medicina Preventiva, no. Y esta es una de las razones por las que no sugieren su uso, ya que ponérselos implica una serie de responsabilidades para su usuario; entre ellas, saber cuál es la técnica para quitárselos y resistir a tocarse la cara con los guantes ("para ajustarse las gafas o la mascarilla, apartarse el pelo…") para no infectarse. Tampoco parece que los ciudadanos acierten a la hora de elegir cuándo usarlos, ya que, aunque ya se haya convertido en costumbre — y obligación — ponerse los guantes de plástico nada más entrar en un supermercado, Sempsph recomienda que solo se utilicen cuando "hay una indicación expresa" — para coger frutas o verduras — y que luego se retiren inmediatamente después. "Siempre debe hacerse higiene de manos antes y después de utilizar los guantes", añaden.
Esta es una de las
medidas que no apoyan desde la sociedad. Es más, además de dejar claro
que no recomiendan el uso de guantes "en la población general
durante su actividad diaria habitual", reclaman, a su vez, que dejen
de ofrecerlos en los establecimientos y que, en su lugar, los sustituyan por la
higiene de manos (ya sean con agua y jabón o con productos de base alcohólica)
en la entrada y salida.
Con respecto al lavado
de este tipo de material, los expertos indican que el uso de productos
de limpieza en los mismos pueden provocar algún tipo de "erosión" en
ellos, "dejando lugares que pueden convertirse en potenciales reservorios
de microorganismos" y, además, no resulta tan eficaz como el lavado sobre
las manos. En este sentido consideran que los guantes hacen un flaco favor a la
población porque quien los lleva tiene la "falsa sensación"
de seguridad, al creer que con ellos obstaculiza el contagio al virus.
Esto, aparte de ser una simple percepción, lo que provoca es que el usuario se
confíe y se olvide de tomar precauciones en cuanto al contacto con superficies
"potencialmente contaminadas" y se salte el lavado de manos.
"Llevar guantes implica una pérdida de tacto, la contaminación pasa
desapercibida. Por ejemplo, al tocar una barandilla sobre la que alguien haya
estornudado, con el guante no se percibirá que está húmeda, por lo que se
retrasará la higiene de manos y aumentarán las posibilidades de contagio o
contaminación de otras superficies", explican.
EL CONFIDENCIAL, Viernes 22 de mayo de 2020
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