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¿Covid a través de los ojos? "Son una vía de contagio importante"

JOSÉ PICHEL

Desde el principio nos han dicho que el coronavirus se transmite por microgotas que expulsan las personas infectadas y que se puede mantener mucho tiempo en las superficies que tocamos. Por eso hay que lavarse las manos y evitar llevárselas a la cara, ya que estamos expuestos a la entrada del patógeno a través de la boca, la nariz y los ojos. Ahora asistimos a un intenso debate sobre la obligatoriedad o no de las mascarillas en espacios públicos, un elemento que cubre la nariz y la boca, pero pocas veces reparamos en la protección ocular.

Es cierto que la principal función de las mascarillas es evitar que una persona contagiada pueda diseminar esas microgotas, precisamente, a través de la nariz y la boca. Sin embargo, en determinadas situaciones también se emplean las mascarillas como elemento de autoprotección (si son del tipo adecuado), sobre todo por parte de los profesionales sanitarios y personas en contacto con pacientes o ante situaciones en las que no se puede mantener la distancia social. De acuerdo, podemos protegernos la nariz y la boca. ¿Y los ojos? ¿Deberíamos ser más precavidos?

Los ojos son “una vía de contagio importante y no se ha considerado en la medida en que debería”, afirma en declaraciones a Teknautas Jorge Alió, catedrático en oftalmología de la Universidad Miguel Hernández de Elche, considerado uno de los oftalmólogos más influyentes del mundo.” De hecho, “quizá es más frecuente de lo que pensamos por la tendencia que tenemos a tocarnos la cara en general y los ojos en particular”, añade. La infección a través del ojo es posible gracias a los receptores del epitelio conjuntival, a los que se puede unir el virus.

Entre los especialistas ha circulado estos días una investigación publicada en la revista científica ‘The Lancet Respiratory Medicine’ que advierte de que el SARS-Cov-2 puede ser entre 80 y 100 veces más eficiente que su antecesor, el coronavirus causante del brote del SARS en 2003, a la hora de infectar tanto las vías respiratorias como la membrana mucosa transparente que cubre el globo ocular. Este resultado de la Universidad de Hong Kong no es una sorpresa a estas alturas, pero los autores ponen un énfasis especial en la importancia que pueden tener los ojos.

“Estos estudios son importantes y establecen una serie de bases en el ámbito de biología molecular para establecer hipótesis de trabajo razonables”, señala Rubén Pascual, oftalmólogo del Hospital San Pedro de Logroño y divulgador científico a través del Proyecto Ocularis, pero “es un estudio in vitro, en el que usan cultivo de células conjuntivales y de epitelio respiratorio”, así que lo razonable sería corroborar estos resultados con estudios clínicos. “Un cultivo de conjuntiva es muy diferente de lo que pasa en una conjuntiva in vivo. La dinámica lagrimal y nuestro propio sistema inmune no se pueden replicar. No sabemos qué carga viral real tiene una persona infectada en la lágrima ni la cantidad de virus que es necesaria en la superficie ocular para que haya infección”, advierte.

Pistas en los estudios sobre conjuntivitis

Hasta ahora, la mayoría de las publicaciones científicas sobre ojos y covid-19 no tienen que ver con esta compleja línea de investigación sobre el contagio, sino más bien con las manifestaciones clínicas que provoca la enfermedad. Jorge Alió ha recopilado los que han visto la luz hasta la fecha y tiene listo un artículo de revisión que se publicará en breve. Una de sus principales conclusiones es que el SARS-Cov-2 puede provocar dos tipos de conjuntivitis. Una de ellas está provocada por la exposición directa al patógeno. “Si tomas una muestra y haces la prueba PCR, aparece el virus”, explica.

Sin embargo, a veces los pacientes de covid-19 también tienen conjuntivitis, pero en sus lágrimas no aparece ni rastro del coronavirus. “Esto provocó mucha confusión en los primeros estudios realizados en China”, comenta el catedrático de la Universidad Miguel Hernández de Elche. ¿Por qué tenían la conjuntiva irritada si no se detectaba el virus? La respuesta es que en ese caso no se trataba de una conjuntivitis vírica como tal, sino que era “parte de la inflamación general que sufren los pacientes graves tras una respuesta inmune exagerada”.

En el primer caso es probable que se haya producido un contacto directo con el virus a través de los ojos, mientras que en el segundo posiblemente no ha sido así. En cualquier caso, la conjuntivitis forma parte del cuadro clínico de covid-19 –incluso puede ser el primer síntoma en muchos casos– en el 20% de los pacientes, según Alió, aunque otras estimaciones no pasan del 3%. Además, “el paciente tiene la sensación de tener un cuerpo extraño, no es dolor, sino que le molestan los ojos, los tiene rojos y le lloran mucho”.

Por otro lado, también hay pacientes con covid-19 que no han sufrido problemas oculares, pero en cuyos ojos sí es posible detectar el ARN del virus. Así lo demuestra un estudio publicado en la revista ‘Eye and Vision’, aunque la muestra es poco más que testimonial: de 33 pacientes consiguieron hallar muestras de SARS-Cov-2 en dos casos, pero los científicos chinos que firman el artículo sugieren que esto es suficiente para pensar que su vía de contagio fue la conjuntiva.

La revisión que va a publicar el experto de la Universidad Miguel Hernández incluye experimentos con SARS-Cov-2 realizados en animales y observaciones clínicas, sobre todo procedentes de China, donde se han realizado estudios más descriptivos sobre esta cuestión; y puede ser una herramienta valiosa para los oftalmólogos porque “hay una gran necesidad de información médica”, asegura.

No es de extrañar ante la novedad que supone esta infección, aunque otros virus también provocan patologías oculares parecidas. Por ejemplo, la mayor parte de las conjuntivitis virales están causadas por adenovirus y suelen ocurrir en el contexto de un problema respiratorio, como un catarro. No obstante, “la contaminación por vía ocular no es muy frecuente” y puede que este caso todo sea distinto.

Además, otras investigaciones revelan nuevas consecuencias del coronavirus en los ojos. Científicos brasileños han descrito esta semana en ‘The Lancet’ algunas alteraciones en la retina de pacientes de covid-19. Por el momento, los expertos tienden a no darle demasiada importancia. “En una muestra muy pequeña de pacientes que han sufrido COVID-19 se han encontrado pequeñas e intrascendentes lesiones relacionadas con el sistema vascular”, afirma Rubén Pascual. “No sabemos si la causa es el virus o cualquier otra circunstancia. Es de interés para los oftalmólogos por si tenemos oportunidad de ver fondos de ojo en pacientes infectados, pero no son lesiones preocupantes que amenacen la visión del paciente”, añade.

Las recomendaciones

Ya antes de que fueran apareciendo estudios sobre la relación entre los ojos y el coronavirus, la Sociedad Española de Oftalmología ha ido emitiendo una serie de recomendaciones tanto para los profesionales como para el público general. La idea es tratar de proteger los ojos, por ejemplo, usando gafas y evitando el uso de lentillas, que requieren el contacto con las manos para colocarlas.

Bien parecen razonables, pero no se apoyan en evidencia científica de calidad porque no existe, reconoce el oftalmólogo del Hospital San Pedro, “no conocemos los riesgos ni las tasas de contagios ni como fuente, porque la lágrima de un infectado puede contagiar a otra persona, ni como órgano receptor de la infección”.

En cualquier caso, “como parece que el SARS-CoV2 tiene mayor capacidad de infección, la prudencia impone aumentar las medidas de protección de forma proporcional”. Eso no impide, en su opinión, que con los datos contrastados de una futura evidencia veamos que algunas de las medidas actuales puedan ser innecesarias o, al revés, insuficientes.

Según Jorge Alió, no está demás llevar gafas. “Unas gafas de sol normales pueden ser suficientes para estar protegidos, porque la mayoría de las contaminaciones ocurren a través de gente que nos habla de frente”, explica. No obstante, “si estamos en un ambiente cerrado en el que hay pacientes, como les ocurre a los sanitarios, debemos usar unas gafas transparentes con protección lateral, además de mascarilla”.

En cualquier caso, aunque el virus pueda entrar por vía aérea, es más lógico pensar en una contaminación a través de las manos. “El problema es que todos nos tocamos la cara mucho y esto sucede aún más si estamos confinados y no estamos entretenidos con actividades manuales”, asegura el experto, “pero antes hemos tocado una barandilla”. Por eso cree que también para evitar el contagio a través de los ojos lo más importante es la higiene de manos, lavándolas con frecuencia o, si estamos en entornos de riesgo, por medio de guantes y geles desinfectantes.

EL CONFIDENCIAL, Lunes 18 de mayo de 2020

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