Ir al contenido principal

El futuro del coronavirus y las olas que vendrán

VALENTINA RAFFIO

Si midiéramos la evolución de la pandemia de covid-19 como el vaivén de las aguas, veríamos que esta crisis sanitaria ha impactado en nuestra sociedad como un tsunami que, aunque anunciado, ha desbordado todas las previsiones. Ahora que parece que vislumbramos el final de esta primera gran ola, la gran pregunta es cómo quedará el mar cuando todo esto acabe. "El final de esta tormenta todavía está lejos", vaticina Clara Prats, biofísica  dedicada en estos días a los modelos matemáticos para prever la evolución de la enfermedad en Europa. "Cuando esta primera ola se calme, esperamos un mar rizado. Es decir, no se acabará de golpe sino que esperamos una cola larga en la que pueden haber pequeños rebrotes de nuevos casos. Es ahí donde tenemos que trabajar para no tener otro tsunami", explica la investigadora del grupo de investigación BIOCOM-SC de la Universitat Politècnica de Catalunya (UPC) siguiendo con el símil marítimo.

Los expertos, de hecho, ya trabajan para anticiparse a 'las olas que vendrán'. Esta labor empieza desde ya mismo estudiando, por ejemplo, los efectos de la desescalada. Y continúa intentando vaticinar qué ocurrirá en un futuro más o menos lejado, cuando las medidas de control ya se hayan relajado todavía más. El virólogo Christian Drosten, asesor del ejecutivo alemán durante esta crisis, alerta sobre una segunda ola de contagios que, en caso de que las medidas de desescalada se realicen demasiado rápido, podría resultar incluso más grave que la actual. En territorios como Hong Kong o Singapur, los primeros en desconfinar, ya se está viviendo una segunda oleada de contagios. Pero la evolución de esta pandemia se escribe sobre la marcha y su futuro dependerá tanto de factores biológicos (referentes al propio virus) como sociales (que variarán en función del comportamiento ciudadano). 

Imposible saber con total seguridad cómo se comportará el virus en un futuro. ¿Disminuirán los casos ahora que llega el buen tiempo, algo que suele ocurrir con virus respiratorios similares? ¿Habrá un rebrote en julio, tras finalizar el desconfinamiento, o cuando cuando vuelva el invierno? ¿Mutará el patógeno de un brote al otro como ocurre con la gripe? ¿Puede que, en un futuro, se manifieste con otros síntomas y afecte de manera diferente a los pacientes? Todas estas incógnitas sobre el SARS-CoV-2 (un virus que hace tan solo dos meses ni conocíamos) siguen, hoy por hoy, sin tener respuesta. Así que solo queda confiar en los aspectos en los que sí tenemos control, como las medidas de prevención individuales y colectivas para evitar más contagios. 

El virus se quedará

"Todo apunta a que el virus se quedará entre nosotros, así que no nos queda otra que prepararnos para las olas que vendrán", argumenta Javier del Águila Mejía, investigador del grupo de Modelos Dinámicos en Salud Pública (Escuela Nacional de Sanidad-UNED-UAM). Así lo apunta un reciente artículo publicado en la revista 'Science', que pronostica que el virus podría seguir circulando durante los próximos cinco años, o más. O hasta que se encuentre una vacuna y se logre construir una cierta inmunidad de grupo, claro.  Hasta entonces, tocará lidiar con un horizonte incierto en el que el virus podría volver a brotar en un momento u otro. 

Las consecuencias de los futuros brotes, sin embargo, no tienen porqué ser las mismas. "El problema de esta primera ola de la pandemia es que cuando nos hemos dado cuenta de su gravedad, ya era demasiado tarde porque el virus ya se había expandido", explica Mejía. De ahí que, de cara al futuro del covid-19, será vital desarrollar herramientas de prevención y control para evitar que el virus se expanda a sus anchas y, a su vez, un sistema de alarma que permitan actuar de manera rápida y eficaz para frenar los futuros brotes. Algo tan sencillo y tan complicado como aplicar medidas de salud públicas robustas. 

Lecciones aprendidas de esta crisis

La buena noticia, si así se le puede llamar, es que algo hemos aprendido de esta primera pandemia universal del siglo XXI. Ya estamos mentalizados tanto con las consecuencias de una pandemia y como con las medidas a aplicar para mitigar su impacto. Antes partíamos del desconocimiento sobre qué hacer, pero ahora tenemos más información sobre cómo actuar. "Es probable que, en un futuro, logremos frenar de manera más eficaz la expansión del virus. Si, por ejemplo, logramos detectar en tiempo real los nuevos casos, hacer un seguimiento de los contactos y actuar de manera rápida para tratar y aislar estos pacientes es probable que podamos aplicar medidas de control sin generar un parón total, como se ha hecho en Hong Kong y Corea del Sur", argumenta Mejía. En este sentido, en estos días Sanidad ha propuesto reforzar los controles 'sobre el terreno' a través de los centros de atención primaria.

Asimismo, Prats destaca que los indicadores con los que medimos la evolución del coronavirus en España "han ido mejorando, pero aún queda camino por recorrer en este sentido". "De cara al futuro de esta pandemia será imprescindible tener datos fiables que nos permitan hacer una radiografía completa de la situación para así poder actuar lo más rápido posible en caso de detectar indicios de un nuevo brote", explica la investigadora. En este sentido, quedará pendiente consensuar criterios de recuento entre países para poder comparar, en tiempo real, la incidencia de la enfermedad en cada territorio. "Los modelos matemáticos no pueden decirnos con total certeza qué pasará a largo plazo porque no sabemos exactamente cómo se comportará la enfermedad. Por eso tenemos que ser prudentes y hablar a 15 días vista como mucho", añade. 

Ahora toca estar preparados

Sea cual sea el futuro del virus, los expertos coinciden en la necesidad de mantener un sistema sanitario fuerte para contener los futuros caso.  La inversión a contracorriente en los centros hospitalarios ha aumentado la disponibilidad de material médico imprescindible para tratar a pacientes covid-19, como es el caso de los respiradores y otros aparatos. El refuerzo de las secciones de cuidados intensivos también mejora las perspectivas de poder mitigar de manera más eficaz futuros brotes. En Madrid, por ejemplo, el hospital de campaña de Ifema se mantendrá durante todo el mes de mayo con capacidad para reabrir "en menos de 48 horas" si las circunstancias lo requieren. Así que, pase lo que pase, qué menos que estar preparados.

EL PERIÓDICO, Martes 19 de mayo de 2020

Comentarios

Entradas populares de este blog

«Los buenos modales no están de moda, pero es imprescindible recuperarlos»

FERNANDO CONDE Hoy en día es frecuente enterarte por los medios de noticias relacionadas con la falta de respeto, el maltrato, el acoso, etc. Podemos observar muchas veces la ausencia de un trato adecuado a los ancianos, la agresividad incontrolable de algunos hinchas de fútbol; la poca estima a la diversidad de opiniones; la destrucción del medio ambiente; el destrozo del mobiliario urbano y un largo etcétera que conviene no seguir enumerando para no caer en el pesimismo que no conduce a nada y el problema seguirá ahí. Un problema que podríamos resumir en que se ha ido perdiendo el valor de la dignidad humana en general. Los modos para alcanzar la felicidad, siempre deseada, se apartan de las reglas y normas de conducta más elementales de convivencia colectiva que han acumulado las culturas y los pueblos a través de los siglos. La idea de que «la dignidad empieza por las formas» que resume este artículo es una afirmación bastante cierta, porque la forma, no pocas veces arrastr

Qué le pasa a tu bebé cuando dejas que llore sin parar

  GINA LOUISA METZLER Muchos padres creen que es útil dejar llorar a su bebé. La sabiduría popular dice que unos minutos de llanto no le hacen daño, sino que le ayudan a calmarse y a coger sueño. Se trata de la técnica de la espera progresiva , que fue desarrollada por el doctor Richard Ferber, neurólogo y pediatra de la Universidad de Harvard en el hospital infantil de Boston (Estados Unidos) , y que sigue utilizándose en la actualidad en todo el mundo. Casi nadie sabe en realidad lo que ocurre a los bebés cuando siguen llorando, pero las consecuencias físicas y psíquicas podrían afectarles toda su vida. Cuando un bebé llora sin que sus padres lo consuelen, aumenta su nivel de estrés , ya que, a través de su llanto, quiere expresar algo, ya sea hambre, dolor o incluso necesidad de com

¿Qué hay detrás de las mentiras de un niño?

ISABEL SERRANO ROSA Los niños no son mentirosos, pero mienten . Lo hacen cuando tienen algo que decir o que aprender. Hasta los cuatro años, con sus historietas sorprendentes, quieren narrarnos su mundo de fantasía. Somos la pantalla en la que proyectar su película. Entre los cuatro y los siete años construyen su mini manual de moralidad con ideas muy sencillas sobre lo que está bien y mal, basado en sus experiencias "permitido o no permitido " en casa y en el colegio. Con su gran imaginación, las mentiras son globos sonda para saber hasta dónde pueden llegar. Entre los ocho y los 12 años la realidad se abre camino y la fantasía se vuelve más interesada.  El pequeño pillo de nueve años desea ser bueno, pero se le escapan las trolas por el deseo de gustar a los demás, ocultar alguna debilidad o evitar castigos. En general, mienten a sus crédulos coetáneos o, por el contrario, les escupen a la cara alguno de sus descubrimientos del trabajo de campo que significa crecer.