CAROLINA GARCÍA
Un día vas al ginecólogo a una revisión regular y sales embarazada.
Puede sonar a chiste, pero es justo lo que me paso a mí. Es algo que con
36 años nunca había pasado por mi mente, y solo adaptarme a la idea ya
me resultó difícil, pero no fue, ni de lejos, lo más estresante. Tuve un
embarazo muy plano, solo con ganas de dormir y de comer, y un parto
realmente bueno. Tras la primera semana en el hospital, debido a una
episiotomía que me obligó a dar de mamar tumbada, llegamos los tres a
casa: mi chico, yo y Carlota, mi primera hija y única, o eso pienso
ahora.
Los primeros días fueron difíciles, el bebé necesitaba mamar cada dos
horas y yo seguía muy dolorida. Pero no fue hasta que mi chico volvió
al trabajo cuando todo se torció, bueno no fue una desgracia, pero sí un
inconveniente. La niña no paraba de llorar durante horas, eso sí,
durante el día, y comía bastante mal. Me sentía cansada, saturada y
lloraba constantemente, solo deseaba que entrara mi pareja por la puerta
para soltar a la niña. Mi carácter se volvió agrío e impertinente. La
falta de sueño, la comida a demanda y el proceso de adaptación fueron
una mezcla que me costó asumir.
Efectivamente, la llegada del primer bebé en una relación de pareja
no es un momento fácil. Muchos padres tienen dificultades para afrontar
toda la vorágine que supone el nacimiento de un niño, una situación que
en Francia tiene su propio término, baby-clash. Para la mayoría
de ellos, se trata del mejor y, a la vez, el peor momento de sus vidas.
Un cóctel de sentimientos y emociones que las parejas afrontan con
orgullo e ilusión, pero que también supone altas dosis de paciencia,
pues son muchos los cambios que se avecinan y nunca se está del todo
preparado para los imprevistos. La sobreinformación que hay acerca de
este tema hace que sea muy difícil distinguir los buenos consejos de los
no tan buenos, y lo que es correcto de lo que roza el ridículo.
Empecé a buscar en Internet, intentando encontrar la solución a mi
malestar, para poder salir del círculo vicioso en el que me había metido
sin darme cuenta. Y eso que conté con la ayuda de mi seguro de salud,
que me mandó una matrona a casa para enseñarme a dar de mamar
correctamente, y con la de una enfermera que me llamaba los primeros
meses para ver cómo iba mi hija. Para las madres, "existen grupos de
apoyo a la lactancia materna, que son gratuitos y que ayudan muchísimo a
las madres lactantes. Yo misma llevo uno los miércoles por la mañana y
creo que es el primer recurso al que las madres pueden y deben
recurrir", asegura Pilar Martínez, de Edulacta.
Pero he de reconocer que los cólicos me superaron y afectaron a mi
relación de pareja, hasta que una compañera del trabajo me aconsejó ir a
un fisioterapeuta especializado en bebés. Y la verdad es que funcionó,
tras dos sesiones mi hija mejoró. La situación en casa estaba controlada
y la relación de pareja también mejoró. Era el cuarto mes.
Anticiparse a los problemas
Una vez superadas las dudas individuales, es recomendable hablar con
la pareja antes de que nazca el bebé para tratar de anticiparse a las
dificultades que después puedan surgir y poder así vencer los
principales obstáculos que puedan interferir en la relación. La fatiga y
la depresión posparto son las causas más frecuentes de problemas. Y no
solo afectan a las madres. Algunos estudios sugieren que entre un 5% y
un 10% de los padres sufren depresión, frente a un 15% de las madres.
Una investigación realizada por la Universidad de Northwestern Feinberg de Chicago en 2014 determinó que los padres primerizos que no pasaban mucho tiempo con su bebé corren mayor riesgo de sufrirla.
La falta de sueño es otra de las razones que influye negativamente en
la relación de pareja. La llegada del primer hijo interrumpe la
intimidad y el equilibrio de ésta, por lo que es necesario ser muy
conscientes de esta nueva situación desde un principio.
La afirmación que se repite cada vez que alguien de nuestro entorno
conoce la noticia del nacimiento del bebé es rotunda: un hijo te cambia
la vida para siempre. Y es cierto. En parte, ya no solo por todo lo que
conlleva esa mezcla de incertidumbre y felicidad, sino por la progresiva
redefinición de roles que cada miembro de la pareja debe asumir. En los
padres primerizos, puede ocurrir "que se dé, de nuevo, la lucha de
poder sobre quién decide qué, como por ejemplo la elección de la
guardería, del colegio, de cuándo amamantar o no, entre otras
decisiones", explica Esteban Cañamares, psicólogo experto en pareja.
¿Cuándo acudir a terapia de pareja?
Otro problema frecuente es "asumir la intromisión de familiares,
sobre todo de las madres, y aceptar que tanto ella como el padre van a
vivir situaciones en las que se sientan un segundón [en esos
momentos, en los que el padre o la madre viven momentos íntimos con el
bebé]". Lo último que se ve afectado muchas veces son las relaciones
sexuales. "Sobre todo pasa con esas mujeres que se dedican al 100% a su
hijo, por pretender ser una madre 10, y se olvidan del sexo. Es normal,
el cerebro olvida el sexo si tiene otra cosa de la que ocuparse como si
nos persigue un león o nos van a echar del trabajo, por ejemplo", dice
con ironía Cañamares.
Cuando una de las áreas de la pareja se vea afectada, ya sea por
"tener discusiones muy habituales o dejar de hablar con la familia,
entre otras", es recomendable buscar ayuda profesional. "Si después de
seis meses de la llegada del bebé no han conseguido centrarse deberían
acudir a terapia", asegura el psicólogo. En la terapia, la pareja
descubrirá su problema, que se intentará paliar con el tratamiento
psicológico más adecuado.
"Obviamente, la vida de los nuevos padres se ve afectada por la
llegada del primer hijo y todo cambia. Pero hay que conseguir que
nuestra vida sea una 50% el bebé y un 50% nosotros, de forma que no
altere de forma incipiente y dolorosa nuestra normalidad", concluye el
experto.
*Con información de Estefanía Grijota.
CURSOS PRENATALES: Asiste con tu pareja no sólo a
las clases de preparación al parto, sino también a las que se centran en
el cuidado del bebé, la lactancia o cualquier otra materia que tenga
que ver con el primer año de vida del hijo.
TALLERES Y GRUPOS DE LACTANCIA: Para las madres,
existen talleres y grupos de apoyo a la lactancia materna que son
gratuitos y que ayudan tanto a solucionar problemas durante el
amamantamiento como para tener un punto de encuentro donde compartir
dudas y experiencias y desahogarse con otras personas en tu misma
situación. Los organizan tanto matronas en los centros de salud públicos
como asociaciones de lactancia.
También están en auge los grupos de madres y padres, organizados por
empresas que se dedican a prestar servicios de acompañamiento a la
crianza, en forma de desayunos, meriendas, charlas, etcétera.
FARMACIA COMUNITARIA: Otro punto de apoyo puede ser
la farmacia comunitaria (con vocación de servir a la comunidad) de forma
habitual, ya que su importancia reside en la atención sociosanitaria
personalizada. La farmacéutica y experta en pediatría María del Carmen
Magro nos explica que la falta de sueño, fiebres, vómitos, diarreas, la
bronquiolitis, la nutrición y las vacunas son algunos de los problemas
más frecuentes a los que se enfrentan. "En la farmacia se pueden
corroborar las dosis recomendadas por el especialista e incluso se
realizan formulaciones in situ prescritas por ellos", añade.
Para Magro, la farmacia comunitaria es la que se encuentra más próxima a
tu domicilio, donde se resuelven las mismas cuestiones que se plantean
en la consulta médica.
EL PAÍS, Miércoles 11 de mayo de 2016
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