“Menos productos de lujo y más Hacendado, menos móviles y más tiempo en familia, menos juegos de consola y más bicicleta, menos recompensas materiales y más muestras de cariño, menos televisión y más paseos en la montaña observando la naturaleza, menos ruido y más silencio. Aprendiendo que lo bueno y lo valioso lleva su tiempo y esfuerzo”
Catherine L`Ecuyer
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Rocío Ramos-Paúl: “Los hijos generan distorsiones en la pareja”
LORENA FERRO
“Éramos una pareja feliz, nos entendíamos a la
perfección, pero llegó el bebé y lo revolvió todo”. El nacimiento de un bebé
colma de felicidad a la pareja, pero también supone un enorme reto. Y
hay que abordar desde el principio el cambio de estatus para que la ampliación
de la familia no suponga el declive de la misma. Esto es lo que plantea La
pareja en familia(Aguilar), un libro-guía que firman los
psicólogos Rocío Ramos-Paúl (la Supernanny española) y
Luís Torres. Los autores proponen en los momentos más dulces y fáciles –antes
de aumentar la familia- invertir en la pareja para que cuando lleguen los
números rojos, es decir, cuando la convivencia del proyecto en común sufra los
lógicos altibajos “podamos tirar de esa inversión” para seguir adelante. Para
Ramos-Paúl, es precisa una inversión constante que se basa en la comunicación
y el consenso. Y también en reservar espacios exclusivos en pareja y de tiempo
personal. A pesar de ello, no existe la varita mágica y hay casos en que la
pareja no resiste el cambio y en los que la mejor solución acaba siendo la
separación. Charlamos con Supernany sobre cómo afrontar éste y otros
aspectos.
- Poca intimidad, falta de sueño, mucho
trabajo… ¿Los hijos son la verdadera prueba de fuego de una pareja?
Son el proyecto en común que hace la pareja
porque, en general, están de acuerdo, les gusta y disfrutan de ello. Pero es
verdad que como en todos los proyectos a largo plazo, se presentan distintas dificultades.
Los hijos generan en la pareja distorsiones, si quieres. Al principio se
traduce en mucho cansancio, mucho sueño y mucha irascibilidad. Luego vienen las
discusiones con los adolescentes y luego los hijos se van de casa y los padres
nos tenemos que preguntar si tenemos proyecto en común y cómo nos hemos
trabajado como pareja.
- ¿Cómo se hace eso?
Hay que cuidarse. Muchas veces la familia se come
el tiempo de la pareja y nos permitimos no cuidar a nuestra media naranja. Si
cuando el niño es pequeño estamos cansados y por la noche no hacemos el
esfuerzo, aunque estemos muertos de sueño, de abrir una botella de vino con
nuestra pareja para contarnos qué tal ha ido el día no estamos cuidando a
nuestra pareja. Cuando los hijos ya son adolescentes, esa etapa en la que los
padres hacen de chófer, también tenemos que encontrar un rato para charlar.
Cuando empiezan a ser mayores, hay que buscar espacios para hacer cosas en
pareja como por ejemplo ir al cine. Y si estamos todo el día dale que te pego
al conflicto también abandonamos a nuestra pareja, que también es un proyecto
dentro de la familia.
-
¿Cuáles son los principales retos a los que se enfrenta una pareja que decide
tener un hijo? Hay tres cuestiones que tienen mucho que ver con
el desarrollo de la pareja. Uno: cada uno va cambiando con el paso del tiempo.
Dos: las circunstancias también van cambiando: uno de los miembros se puede
quedar en paro, enfermar un hijo… Y la tercera cuestión es que hay que pensar
que la pareja se mantiene en la medida que encontramos beneficios en ella. Y si
no los veo, me separo.
FERNANDO CONDE Hoy en día es frecuente enterarte por los medios de noticias relacionadas con la falta de respeto, el maltrato, el acoso, etc. Podemos observar muchas veces la ausencia de un trato adecuado a los ancianos, la agresividad incontrolable de algunos hinchas de fútbol; la poca estima a la diversidad de opiniones; la destrucción del medio ambiente; el destrozo del mobiliario urbano y un largo etcétera que conviene no seguir enumerando para no caer en el pesimismo que no conduce a nada y el problema seguirá ahí. Un problema que podríamos resumir en que se ha ido perdiendo el valor de la dignidad humana en general. Los modos para alcanzar la felicidad, siempre deseada, se apartan de las reglas y normas de conducta más elementales de convivencia colectiva que han acumulado las culturas y los pueblos a través de los siglos. La idea de que «la dignidad empieza por las formas» que resume este artículo es una afirmación bastante cierta, porque la forma, no pocas veces arrastr
GINA LOUISA METZLER Muchos padres creen que es útil dejar llorar a su bebé. La sabiduría popular dice que unos minutos de llanto no le hacen daño, sino que le ayudan a calmarse y a coger sueño. Se trata de la técnica de la espera progresiva , que fue desarrollada por el doctor Richard Ferber, neurólogo y pediatra de la Universidad de Harvard en el hospital infantil de Boston (Estados Unidos) , y que sigue utilizándose en la actualidad en todo el mundo. Casi nadie sabe en realidad lo que ocurre a los bebés cuando siguen llorando, pero las consecuencias físicas y psíquicas podrían afectarles toda su vida. Cuando un bebé llora sin que sus padres lo consuelen, aumenta su nivel de estrés , ya que, a través de su llanto, quiere expresar algo, ya sea hambre, dolor o incluso necesidad de com
ISABEL SERRANO ROSA Los niños no son mentirosos, pero mienten . Lo hacen cuando tienen algo que decir o que aprender. Hasta los cuatro años, con sus historietas sorprendentes, quieren narrarnos su mundo de fantasía. Somos la pantalla en la que proyectar su película. Entre los cuatro y los siete años construyen su mini manual de moralidad con ideas muy sencillas sobre lo que está bien y mal, basado en sus experiencias "permitido o no permitido " en casa y en el colegio. Con su gran imaginación, las mentiras son globos sonda para saber hasta dónde pueden llegar. Entre los ocho y los 12 años la realidad se abre camino y la fantasía se vuelve más interesada. El pequeño pillo de nueve años desea ser bueno, pero se le escapan las trolas por el deseo de gustar a los demás, ocultar alguna debilidad o evitar castigos. En general, mienten a sus crédulos coetáneos o, por el contrario, les escupen a la cara alguno de sus descubrimientos del trabajo de campo que significa crecer.
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