ELENA MENGUAL
En una cafetería, dos niñas de siete años cuchichean y se
ríen. Se dan codazos y por fin una de ellas lanza una pregunta a su
madre, al otro lado de la mesa: "Mamá, ¿qué es follar?". Tras un primer
momento de estupefacción, la madre mira alrededor y por fin encuentra
una respuesta. Tan previsible, como escasamente útil: "¿Y por qué
habláis tan alto?".
En la misma calle, unos metros más allá, una modelo en ropa interior
presume de gafas en un cartel que cubre toda una pared de una óptica.
"¿Por qué va desnuda, papá?", pregunta Pablo, de seis años. El padre se
pone tenso y no responde. Cambia de tema. El niño no vuelve a preguntar.
Ni cuando pasan ante una marquesina donde dos jóvenes en actitud
erótica se abrazan en torno a un frasco de colonia.
Al
llegar a casa, pone la televisión. Son las dos de la tarde y, junto a la
mosca de la cadena televisiva, las siglas "TP", indicativas de que el
espacio -al menos en teoría- es apto para todos los públicos. Una joven
enfundada en cuero dedica un sensual baile a un joven sentado en una
especie de trono, hasta que en un momento dado decide acompañarla y
juntos ofrecen toda una lección de twerking. Pablo no quita ojo, incluso se sonríe. Pero no pregunta.
¿Qué tienen en común estas situaciones? Que todas son oportunidades perdidas para hablar de sexo con los niños. Porque, en contraste con la sobreabundancia de información y del exhibicionismo en las redes sociales que reina en esta era, en la familia siguen pesando muchos tabúes y falsas creencias que llevan a que la educación sexual en casa continúe siendo una asignatura pendiente, especialmente cuando los niños son pequeños.
"No
hay una edad concreta para empezar a hablar de sexualidad con nuestros
hijos. Es desde siempre. Quizás una de las cosas que diferencia a los
pequeños de los mayores es que simplemente tienes que responder a
lo que te pregunten en el momento que te pregunten con una respuesta
que sean capaces de entender", explica Francisca Molero,
vicepresidenta de la Federación Española de Sociedades de Sexología.
"Lo que sucede es que no tenemos interiorizado realmente qué es la
sexualidad para las personas, por eso es difícil transmitirlo".
La Organización Mundial de la Salud recomienda educar en esta materia desde sus primeros años de vida,
pero es frecuente que los padres eludan el tema y no lo traten hasta
que la preadolescencia, con las primeras señales del desarrollo. Craso
error.
"Normalmente no hablamos de ello, y el problema es que a
los niños les llegan estímulos por todas partes", comenta la
psicopedagoga Jessica Vivas mientras muestra algunos de esos estímulos. Lo hace en un colegio madrileño, donde imparte un taller para padres titulado Cómo hablar de sexo con los hijos, organizado por el Instituto Madrileño de Formación y Estudios Familiares y la Mancomunidad THAM.
Por eso, "si se educa desde el inicio, los niños se van familiarizando y
evitamos crear la 'nube negra', que lo vean como algo prohibido o
negativo", continúa. O asuman patrones insanos.
Se para en un anuncio
-ya retirado- de una marca de lujo que recrea una escena que evoca una
violación. "Nosotros, como adultos, lo tenemos asumido, y no somos conscientes del patrón afectivo-sexual y de género que están recibiendo los menores". Un patrón con frecuencia insano, machista, frívolo, que fomenta el culto al cuerpo y el sexo como competición y sinónimo de éxito. Les llega a través de la publicidad y lo ven también en la televisión, con programas como Mujeres y hombres y viceversa, "con el problema de que los chavales ven a sus protagonistas como ídolos y pueden emularlo en sus relaciones".
Lo escuchan también en las letras de canciones que
hablan de celos, posesión y hasta maltrato, a cuyo son a veces bailan
con actitud altamente erotizada niñas que aún no han cumplido los nueve
años.
Y los permanentes estereotipos de género en la literatura y el cine.
Cuentos clásicos en los que el príncipe es valiente y la princesa, la
más bella, y él es el único que puede salvarla y será suya para siempre.
Como en tantas historias de Disney. O la saga Crepúsculo:
"Si lo piensas", explica Vivas, "ella tiene que dejar a su familia para
irse con él, las relaciones entre ellos son agresivas porque él es un
vampiro, ella ha de darlo todo por amor...". Por eso, anima a
deconstruir el amor romántico: acabar con la idea de que por amor todo
se aguanta, que si no se sufre no se ama... "Los padres deben transmitir
que no basta con que la persona te atraiga físicamente, sino que tienes
que pasarlo bien con ella, reírte... Educar en que la pareja ha de
gustarte a nivel intelectual".
No se trata de censurar contenidos
-"entonces nos quedaríamos sólo con los documentales de La 2 [y a veces
ni eso], bromea-, sino de hablar y cuestionar ese modelo. Las familias a
veces no le dan importancia, y la tiene, porque esos mensajes y modelos calan profundamente en los niños", que aún no tienen la madurez para cuestionarlos.
"Es
como poner a aprender integrales a un niño de tres años. Como personas
necesitamos etapas para madurar psicológica y psicosexualmente, y el desarrollo del niño no le permite valorar bien los estímulos y puede tener efectos perniciosos",
explica Molero. Desde su punto de vista, el problema es que "cuando
trabajamos en educación sexual, la basamos en una educación higienista,
de riesgos, y no trabajamos la parte positiva. Hasta que no cambiemos el
planteamiento del beneficio que la sexualidad tiene para nosotros como
seres humanos, tendremos distorsiones a la hora de comunicar y educar",
añade.
Félix López Sánchez es catedrático de Psicología de la Sexualidad en la Universidad de Salamanca y autor de 'Educación sexual de los hijos', entre otros muchos manuales
que sirven de base para talleres como el mencionado. "Exponer a los
niños a estos estímulos es dejarles sin infancia, ofreciéndoles una
mirada morbosa de la sexualidad y una visión muy negativa de las
relaciones sexuales y amorosas", afirma.
En su opinión, no sólo se puede, sino que se debe hablar con los hijos desde que empiezan a mostrar su curiosidad,
ya sea haciendo preguntas, tocándose o incluso masturbándose, algo que
-muchas veces para horror de los padres- no es raro desde que son muy
pequeños. "La fisiología del placer sexual se puede activar desde el
nacimiento, y en torno a un tercio se masturba antes de los 11 años".
Así, el profesor aboga por hablar desde muy temprano -finales del
segundo año de vida o tres años-.
Se trata, por tanto, de ir incorporando información a cada situación o momento.
Incluso si no preguntan, porque hay niños que no lo hacen. "Cada vez
que un niño pregunta es una oportunidad. Si no respondemos, la duda
permanece y buscarán resolverla en otro lado", explica Vivas a los
padres devenidos en alumnos. Por eso, siempre hay que dar una respuesta,
aunque sea un "no lo sé", y aunque nos incomode.
Se trata de hablar para fomentar modelos de conducta más sanos, relaciones igualitarias y aportar una visión más humanizada de la sexualidad.
En el caso de los más pequeños, aprovechando cada situación y
utilizando recursos adaptados a su edad: juegos, fantasías o cuentos.
Incluso series de los 80 como 'Érase una vez la vida', a la que una de las madres asistentes dice haber recurrido para explicar la reproducción.
En su introducción, una pareja desnuda se abraza hasta fusionarse,
dando como fruto un cigoto que después se convierte en bebé.
Hablar desde que son bebés
Pero
nunca un "no tienes edad para estas cosas". Lejos del temor manifestado
por muchos padres de si hablar tan pronto de sexualidad con los niños
implicará incitarles o adelantarse, López Sánchez cree que hablar es importante porque se trata de responder a una curiosidad natural.
"Los niños observan diferencias anatómicas. Además, los medios, la
forma de vestir y comportarse de los adultos, hablan de sexualidad. No
puede ser que padres, educadores y sanitarios guarden silencio, mientras
el mercado habla continuamente de sexualidad". Para el catedrático, la
familia "es la única que puede dar a los niños la oportunidad de vivir
una experiencia positiva, formando un apego seguro,
aprendiendo que hay personas en las que se puede confiar, y aprendiendo
el código de la intimidad". Un apego que "va a marcar las relaciones que
va a tener ese niño cuando vaya siendo adulto con las personas que
tiene alrededor", explica Molero. "Por eso es tan importante".
Sin embargo, la idea parece no calar: sólo el 7% de los niños aprende educación sexual de sus padres.
¿Y el 93% restante? De medios de comunicación, internet y de amigos.
"Algo así como el ciego guiando al ciego", bromea Vivas, que alerta de
cómo informarse a través de los iguales da lugar habitualmente a falsos
mitos, temores, además de dejar a los críos expuestos a riesgos como el grooming, al no haber sido instruidos en cuáles son los límites de la privacidad.
Un problema este último aparejado al uso de teléfonos móviles y otros dispositivos electrónicos con acceso a Internet por parte de niños que aún no tienen interiorizados estos límites. Pequeños de siete años que utilizan juegos online en la tablet de
sus padres, en cuyo chat puede hablarles cualquiera. O el móvil como
regalo de comunión sin que vaya acompañado de un 'adiestramiento' en
materia de privacidad e intimidad para que comprendan la importancia de
no publicar o enviar fotos de carácter erótico. Por eso, las redes
sociales están llenas de adolescentes, y a veces preadolescentes, en esas actitudes.
"¿Y
la presión del entorno? Si todos los niños lo hacen y el tuyo no, al
final se sentirá diferente", plantea una madre. "Si tienen valores
arraigados", contesta Vivas, "la presión del entorno les influirá menos,
le darán menos valor a lo que diga el resto. Nuevamente la importancia
de la información. "A menudo pensamos que es suficiente con que nuestro hijo sepa que debe tener 'cuidado', pero es importante que sepa cómo, por qué, qué puede pasar si no lo tiene".
Y
tan importante como lo que se dice, lo que se hace. Mucha gente jamás
ha visto besarse a sus padres o muestras de cariño entre ellos. "Los
niños saben que sus padres no son amigos, sino pareja. Y los niños
copian modelos. Y esa influencia es mucho mayor que las palabras que les
puedas decir", explica Molero.
Dudas constantes
Igual que el asunto del acceso a internet, en este tipo de talleres para adultos aparecen como una constante las conductas de autoplacer de los niños cuando
son tan pequeños. Muchos se agobian porque su hijo se toca y no saben
cómo abordarlo. Especialmente con las niñas, ya que la masturbación
masculina sigue estando "mejor vista" socialmente que la femenina. Ese
"Niña, no te toques ahí" coartará a la pequeña y puede fomentar el tabú,
que al final deriva en que algunas mujeres lleguen a las relaciones de
pareja con un absoluto desconocimiento.
"Sin reprimir, deben hacerle entender que hay cosas íntimas que forman parte de uno.
Como cuando usas el lavabo en lugar de hacerlo en medio del salón",
explica Molero. "Debemos asumir que la sexualidad es algo que tenemos
desde que nacemos y que tiene que ver con los sistemas de recompensa.
Que fisiológicamente implica una sensación de bienestar: tenemos esa
capacidad, la utilizamos y la vamos desarrollando porque su función es
estar bien y equilibrarnos emocionalmente". Por eso, explica la
sexóloga, en épocas en las que estamos más ansiosos se pueden tener
conductas más compulsivas. Incluso pueden ser reveladores de problemas:
"Sucede que niños de tres y cuatro años, sin sexualidad consciente, de
repente usan los tocamientos de forma compulsiva. Puede ser un
indicativo de un conflicto en casa o en el colegio, porque esa práctica
les ayuda a disminuir la ansiedad".
La educación sexual en familia también es fundamental ante los cambios en el cuerpo,
que a menudo a los niños les pillan desprevenidos. "Por ejemplo, hay
niñas a las que les viene la regla con 10 años, no saben que deben
llevar una compresa por si acaso, que el ciclo es de 28 días, ni que es
el motivo de la tristeza o malestar que sienten, porque nadie se lo ha
contado", afirma Vivas, que subraya la importancia de explicárselo
también a los chicos y así evitar el tabú y respuestas típicas como "no
me hables de eso" o "qué asco". En España, 134 niñas menores de 14 años
fueron madres en 2014, según la Estadística del Movimiento Natural de la
Población del INE.
También hay niños a los que comienza a
salirles vello a los 7-8 años. Cuenta Vivas que muchos padres son
reticentes a que se afeiten o depilen, porque les ven muy pequeños. "Si a
ellos les da vergüenza, ¿para qué esperar un año más?", les pregunta.
Recomienda también ser cuidadosos con las bromas, por ejemplo, sobre el incipiente bigote. En la etapa preadolescente son muy sensibles a cómo les ven los padres, y puede devenir en complejos.
Llamar a las cosas por su nombre
Y, por supuesto, llamar a las cosas por su nombre: el pene es el pene. La vagina es la vagina.
"Luego sucede que en el cole les hablan en estos términos y, como nunca
los han usado, sino que han utilizado eufemismos, les da la risa, y les
parece un tabú".
La psicóloga insiste en la importancia de
educar en que cada cuerpo es diferente, que en contra de lo que parecen
transmitirse en esos programas de televisión a los que antes nos
referíamos, no hay cuerpos mejores y peores. "Cada
persona tiene su público", dice Vivas, que recuerda que los complejos y
la baja autoestima en la infancia pueden influir en las relaciones
afectivas y sexuales. Una autoestima que también es importante para
saber decir que no y prevenir los temidos abusos sexuales.
"Hay que dejarles claro, siempre, que las relaciones se tienen porque
se quiere, no porque nos lo digan o por presión grupal. Que nadie tiene
que tocarte o verte cambiándote de ropa en un vestuario si tú no
quieres".
En definitiva, contestar siempre, aportar información
real con ejemplos e incluso tirar de la propia experiencia de uno, "para
ellos es muy valioso". Tener claro que "no se trata de darle una
conferencia, sino de responder a inquietudes y dudas, y trabajar la
propia sexualidad del adulto desde un ambiente de salud y normalizado",
agrega Molero, que invita a los padres a hacer un ejercicio: "Antes de
nada, que hagan una reflexión de dónde ponen el tema sexual, cómo es la
sexualidad en sus vidas. Cuando trabajen desde dentro, todo será más
fácil".
EL MUNDO, Miércoles 25 de mayo de 2016
Imagen: El mundo
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