LAURA PERAITA
Si unos padres quieren hacer un pequeño
ejercicio de reflexión sobre lo que le dicen a sus hijos pequeños, se
podrán dar cuenta de que se pasan el día dando órdenes. Quizá, y en la
mayoría de los casos, una misma orden es repetida en numerosas ocasiones porque
el niño no la cumple, lo que hace que los padres recurran al imperativo
cada vez de forma más desesperada y acaben diciéndoselo a gritos.
Según Rocío Ramos-Paúl «Supernanny»
y Luis Torres, autores de «Niños: instrucciones de uso», es aconsejable
seguir una serie de pautas para dar una orden de manera correcta:
—En primer lugar hay que limitarse a dar una sola instrucción:
Si se le dice «deja de jugar, recoge, prepara el pijama y cuando estés
en el baño me avisas», lo más seguro es que el niño no se acuerde de
todo ya que su capacidad de atención es limitada.
—Ser claros:
es muy importante decirles exactamente qué es lo que esperamos. No es
lo mismo decir «arréglate» que lávate las manos y péinate».
—Hacer una pausa para comprobar si el niño ha entendido la orden.
Una buena táctica es pedirle que repita lo que tiene que hacer y las
consecuencias de no hacerlo. A partir de ese momento, ambos autores
recomiendan a los padres que no vuelvan a repetir la orden, con lo que
se ahorrarán el enfado. El niño sabe perfectamente lo que tiene que
hacer.
—Repetir el mensaje: solo en el caso de que el pequeño no lo haya entendido.
—Hacer con él lo que le hemos pedido:
cuando se hace el remolón, es preferible que los padres comiencen a
realizar la orden con él y después se retiren para que el niño prosiga
solo. «Vamos, te ayudo a recoger los juguetes» es un buen comienzo,
mientras se le lleva de la mano a su habitación.
—Reforzarle cuando nos haga caso.
No se trata de comprarle nada, basta con un «estamos muy contentos por
lo bien que has ordenado tus juguetes» acompañado de un beso.
—No iniciar otra actividad hasta que no se haya cumplido la orden.
ABC, 11/08/2015
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