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Dificultad en la interacción social, alteraciones en la comunicación,
inflexibilidad comportamental y dificultades en la interpretación de
los sentimientos y emociones ajenos y propios son algunos de los rasgos
más significativos del síndrome de Asperger. De 1 a 3
de cada mil nacidos sufren esta patología de difícil diagnóstico,
presente desde el nacimiento y, dependiendo de las características
personales de cada niño, el diagnóstico se producirá en
una etapa u otra del desarrollo. Una vez que el psicólogo identifica el
trastorno, e incluso antes de establecer un diagnóstico cerrado, se
pueden poner en marcha programas específicos de tratamiento que incluyan
diferentes terapias que van a favorecer un desarrollo óptimo del niño y/o adolescente.
Para los niños con Asperger,
el apoyo y la comprensión de los padres y allegados se hacen
imprescindibles con el fin de evitar grandes situaciones de estrés y
ansiedad, ya que son muy sensibles a los cambios ambientales. La
modificación de las rutinas de forma muy rápida y constante supondrán
una mayor perturbación en su estado de ánimo.
El hecho de contar
con estas características de desarrollo también hace que otras se
desarrollen de forma distinta al resto de la población. Así, la
dificultad de interacción social va de la mano con una memoria inusual
para los detalles y formas de hablar poco usuales, donde imperan los
datos objetivos y relevantes. Además, usan palabras y estructuras
pomposas que, aunque pueden ser objeto de una buena prosa, no siempre
cumplen con la función comunicativa que persiguen.
La psicóloga Marina Barber, del Hospital Vithas Virgen del Mar,
aconseja una serie de pautas para el día a día que se pueden tener en
cuenta para evitar que las pequeñas alteraciones derivadas de este
trastorno del desarrollo tomen protagonismo en la vida de quienes lo
desarrollan:
- Establecer rutinas que les ayuden a controlar el ambiente y a prevenir lo que va a suceder a continuación. Paneles de comunicación y agendas visuales son de gran ayuda.
- Partir de los intereses del menor para la realización de tareas de forma que se sienta motivado para llevarlas a cabo
- Evitar confrontaciones, ser pacientes ya que esto puede producir una conducta aún más inflexible en la persona con Asperger
- Adecuar el lenguaje de tal forma que pueda ser comprendido por todos. Esquivando figuras literarias y dobles sentidos que lleven a confusión.
- Fomentar su participación en actividades grupales de manera progresiva, sin provocar estados emocionales de ansiedad.
- De especial relevancia es el dotar a la familia de estrategias y herramientas que les permitan actuar adecuadamente tanto en casa como en determinadas situaciones sociales.
EL MUNDO, Jueves 18 de febrero de 2016
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