EL CONFIDENCIAL
La ingesta de alimentos tiene menos importancia como origen de la obesidad infantil en niños españoles que el exceso de sedentarismo. Esta es una de las aportaciones más recientes del denominado Estudio de Cuenca, llevado a cabo por el Centro de Estudios Sociosanitarios de la Universidad de Castilla-La Mancha, y dirigido por el doctor Vicente Martínez Vizcaíno,
que ha monitorizado la evolución de los factores de riesgo
cardiovascular en escolares desde el año 1992, siendo sus resultados
extrapolables a la población infantil española.
Este estudio ha
demostrado, mediante mediciones corporales y seguimiento de la
alimentación de los niños, que los que más comen son precisamente los
niños más delgados: hasta 200 calorías más diarias de media que los niños con sobrepeso. Además, si se miden las calorías ingeridas por cada kilogramo de peso corporal, las diferencias son aún mayores.
La
explicación para este fenómeno, según Martínez Vizcaíno, podría
encontrarse en que "la expresión de los genes relacionados con la
obesidad se puede modificar a través de la actividad física.
Además la actividad física en edades precoces puede diferenciar células
madre pluripotenciales a masa magra y así aumentar el metabolismo
basal, es decir, el consumo de energía del organismo, de por vida”.
El sobrepeso infantil parece estar disminuyendo
El
estudio ha aportado, además, otros datos de gran interés, como que en
los últimos años y coincidiendo con la crisis, la frecuencia de niños
con bajo peso se ha duplicado hasta alcanzar al 20,5% de la población
infantil, mientras que la de sobrepeso/obesidad ha descendido hasta el
20,4%, cuando se encontraba entorno al 35% en las mediciones anteriores a
2008. Pero la situación económica de las familias
parece haber afectado también a la estatura de los niños, de tal manera
que mientras que en los niños nacidos en 1999-2000 no hay diferencias
significativas en su estatura según el nivel socioeconómico de sus
padres, entre los niños de 4 a 6 años en el año 2013, y que por tanto
habían nacido en 2007-2008, hay hasta casi 5 cm de diferencia en su
estatura dependiendo de que el estatus socioeconómico de sus familias
sea alto o bajo.
Debemos olvidar la idea de
que el juego roba horas de estudio, pues el ejercicio físico produce
también un beneficio en el rendimiento escolar de los niños
Este Estudio de Cuenca ha medido también cuán activos son los escolares y la conclusión es que no se mueven lo suficiente,
ya que practican una hora de actividad física de intensidad moderada al
día (deportes o juegos) pero el resto del tiempo permanecen inactivos y
eso los convierte en niños “sedentariamente activos”. El problema es
que el sedentarismo deja su impronta negativa independientemente de la
actividad física.
Para combatir ese “sedentarismo activo”, el
Estudio de Cuenca puso en marcha un programa de intervención en
escolares para aumentar el tiempo de actividad física semanal mediante
actividades lúdicas no competitivas extraescolares denominado programa de juegos MOVI. Este ha conseguido disminuir la obesidad entre los escolares, reducir el sedentarismo y mejorar la salud y la condición física de los niños que han participado. Para Mairena Sánchez López,
coordinadora del programa, el éxito está en que “se proponen
actividades de juego no competitivas, que permiten participar a todos
los niños y niñas, independientemente de su condición física, sexo o
habilidad”.
Por lo tanto, la recomendación sería, según la
profesora Mairena Sánchez, “practicar algo de actividad física en cada
hora del día y olvidar la idea de que el juego roba horas de estudio,
pues el ejercicio físico produce también un beneficio en el rendimiento
escolar de los niños”.
EL CONFIDENCIAL, Viernes 13 de marzo de 2015
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