A.VASCO
Aa empresa Johnson & Johnson ha sido condenada por la Justicia de Estados Unidos
a pagar 72 millones de dólares -unos 65,5 millones de euros- a los
familiares de Jacqueline Fox, una mujer de Alabama que murió como
consecuencia de un cáncer de ovario. Según el juez de San Luis, en
Misuri, la fallecida utilizó durante 35 años seguidos productos
elaborados por la marca -incluidos los de higiene íntima
y polvos de talco-, algo que habría motivado la acusación a la firma de
provocar daños irreparables en la salud de sus clientes.
“Nuestra máxima responsabilidad es la salud y la seguridad de los consumidores, y estamos decepcionados con el resultado del juicio”, afirmó Carol Goodrich, portavoz de Johnson & Johnson,
a través de un comunicado en el que no se informaba sobre si se iba a
proceder a recurrir la sentencia. El fallo del jurado no ha satisfecho a
la marca porque los expertos no han podido establecer un vínculo claro
entre el uso de sus productos y el desarrollo de cáncer, según han
señalado medios internacionales como 'The Telegraph'.
Sin embargo, los clientes han puesto en marcha una campaña contra la firma que ha concluido con un total de 1.200 demandas
en Estados Unidos. ¿El motivo? “No advertir de los riesgos” que,
supuestamente, conllevaría la utilización de los productos que contienen
talco entre sus componentes. “Nos solidarizamos con la familia de la
demandante, pero afirmamos que la seguridad del talco cosmético ha sido
comprobada durante décadas en estudios científicos”, aseguran desde la compañía.
El talco, relacionado con el amianto
En 1999, la Sociedad Estadounidense contra el Cáncer ya había señalado a los polvos de talco como un producto que podría causar severos daños a
la salud. En 2013, 14 años más tarde, un jurado del estado de South
Dakota determinó que el uso del talco para bebé de Johnson & Johnson
contribuyó a que la paciente Deane Berg desarrollara cáncer de ovarios.
Ahora, la Justicia ha vuelto a apuntar a la firma como responsable de
la patología sufrida por Fox, que los utilizaba desde hacía más de tres
décadas en su formato para bebés o secante -'shower to shower'-.
La
familia de la fallecida relató en su defensa que la mayor farmacéutica
del mundo conocía la relación entre el desarrollo de cáncer en ratas y
el uso de polvos de talco. Según estos parientes, la empresa ocultó la información
y organizó una estrategia para evitar que el Gobierno regulara su uso.
Antes de los setenta, entre el talco era frecuente encontrar fibras de
absento -silicato cálcico magnésico-, la variedad menos pura del amianto.
EL CONFIDENCIAL, 24/02/20216
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