S.F.
-¿Por qué hay una tendencia cada vez mayor entre los padres por lograr que los niños gateen y caminen cuanto antes mejor?
Se ha identificado precocidad de los aprendizajes con una mayor inteligencia. Es cierto que los niños con altas capacidad suelen ser precoces en algunos aspectos, pero lograr que nuestros hijos realicen las cosas antes, de una manera forzada, no les va a convertir en más inteligentes.
A partir del mito de los tres primeros años surgió un movimiento que
buscaba la estimulación temprana de todos los niños como forma de
aprovechar esa ventana temporal de aprendizaje que se daba durante los
primeros años de vida. En la Universidad de Padres insistimos en que las personas aprenden durante toda la vida y
que no es tan importante cuándo hacen un aprendizaje concreto sino la
manera en que realizan dicho aprendizaje. De poco nos sirve que un niño
camine con 12 meses si no es capaz de ponerse de pie solo desde el
suelo; en la motricidad como en muchas otras áreas, el proceso es tan
importante o más que el propio resultado.
En los Seminarios de la Universidad de Padres, investigamos sobre qué beneficios puede aportar a nuestros hijos la posibilidad de dejar que crezcan y aprendan moviéndose en libertad.
Desarrollaremos cuáles son las etapas motrices por las que pasan los
bebés. Y, muy importante, la relación entre movimiento, pensamiento,
aprendizaje, autonomía y función ejecutiva.
-¿De qué manera influye en el
desarrollo de los niños que cada vez jueguen menos en la calle, con la
libertad que eso supone, y pasen más horas entre cuatro paredes?
Durante sus investigaciones, Pikler
encontró que los niños se mantenían, como máximo, menos de 3 minutos en
una misma posición mantenida y cambiaban de posición unas 50 veces en
media hora. Aunque estos estudios están hechos con bebés, lo cierto es
que dice mucho de la necesidad de movimiento que tienen los niños, incluso cuando creemos que apenas son capaces de moverse por sí mismos.
Los niños de todas las edades necesitan moverse en espacios amplios y necesitan estar en contacto con la naturaleza.
Es curioso que la mayoría de los padres perciben que sus hijos se
portan mejor cuando están al aire libre, en el campo, o en entornos
abiertos donde se mueven con más libertad y es menos necesario abusar de
los límites. Cuando los niños juegan en espacios abiertos pueden dar salida a su necesidad de movimiento físico y
de juego, que es esencial para ellos, pero también pueden poner a
prueba muchas de sus capacidades a través de la interacción con iguales,
la exploración del entorno y la gestión y resolución de problemas.
-¿Qué importancia tiene adquirir el movimiento en libertad?
Los niños que aprenden a moverse de forma libre lo hacen en función de sus capacidades e intereses. No se ven forzados a situaciones que no pueden gestionar.
Dependen mucho menos del adulto y, por tanto, se hacen más autónomos y
seguros de sí mismos al percibirse como competentes. Además los niños
que aprenden a moverse libremente, al contrario de lo que se pueda
pensar, tienen menos accidentes y caídas en ese proceso de aprendizaje y
también posteriormente. Se muestran más cautos porque conocen mejor lo
que son capaces o no de hacer por sí mismos.
-¿Qué
diferencias hay, entonces, entre los niños que se desarrollan en
entornos rurales y los que lo hacen en las grandes ciudades?
En
realidad, la distinción no está entre crecer en una ciudad o en un
entorno rural, sino en el tipo de experiencias que tengas donde vives.
Un niño puede vivir en un pueblo, bajo un ambiente sobreprotector, y no
tener posibilidad de experimentar con su cuerpo y con su entorno. De lo
que se trata es que el niño tenga posibilidades de desenvolverse por sí
mismo de forma adecuada a su nivel de desarrollo.
-Hay
quienes se plantearán, "¿qué más da cuándo lo hagan si, al final, -si
la salud lo permite- todos acaban caminando, corriendo, hablando…?".
Pues
ese es un poco el enfoque Pikler, que no es tan importante el cuándo,
ya que la mayoría, sin problemas, lo consiguen, sino el cómo se dan esos
aprendizajes. Tenemos que aprender a centrarnos en los procesos, a
disfrutar de ellos y a enseñar a los niños a disfrutarlos también. Un
niño que gatea con 14 meses no es menos feliz ni menos capaz que uno que
camina; simplemente lleva su propio ritmo de desarrollo.
-¿Cuáles son las principales etapas motrices por las que pasan los bebés?
Podríamos
decir que las fases principales son diez pero entre ellas podemos
observar un número importante de posiciones intermedias y movimientos de
aproximación. Estas fases intermedias son, en mi opinión, de las más
bonitas por las que pasa un bebé y a menudo pasan desapercibidas para
los padres.
Primero está tumbado boca arriba, posteriormente pasa a
la posición de costado, se pone de lado. Cuando es capaz de ponerse de
costado con soltura se vuelve tumbado hacia abajo. La siguiente fase
sería el movimiento inverso, pasar de boca abajo a boca arriba siempre
tumbado. A continuación se suceden una serie de etapas que si bien se
dan todas antes de empezar a andar el orden de aparición puede no ser
siempre el mismo. Reptar, gatear, sentarse por sí mismo, se arrodilla,
se pone de pie primero con apoyo y luego sin él. Una vez pasadas estas
etapas comienza a andar sin apoyo y finalmente logra la marcha estable
en la que el niño no solo es capaz de caminar con soltura, sino que es
su forma habitual de desplazarse.
-¿Cómo se puede convencer a los padres de la importancia de este asunto?
Podríamos
hablar de lo importante que es, por ejemplo, que los niños gateen o de
los beneficios de asumir ciertas posturas cuando la musculatura está
preparada, pero si yo tuviera que quedarme con alguna razón me quedaría
con la felicidad y tranquilidad que les aporta. No hay nada comparable a la cara de felicidad de un bebé el primer día que logra girar sobre sí mismo y
gatear y su persistencia autónoma en el movimiento hasta que logra
dominarlo y hacer uso de él. Y pocas les importan tanto a los padres
como ver a sus hijos felices y relajados. Para concienciarle de todo
ello, en la Universidad de Padres se imparte un seminario sobre este asunto que comienza el 7 de marzo y dura 12 semanas.
ABC, 22/02/2016
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